Cultura

“El Olor de la Muerte. Camino hacia un Narcoestado”: ¿Hasta qué punto la realidad supera a la ficción?

"El olor de la muerte" retrata, desde la ficción, el avance del crimen y la caída del Estado en una sociedad marcada por la violencia.

Es la novela de un país asediado por las mafias, el narcotráfico y la delincuencia en todas sus formas. Las estructuras del crimen infiltran y superan al Estado.

“¿Hasta qué punto la realidad supera a la ficción?”. Un relato en primera persona que nos lleva por el submundo del delito, desde sus orígenes hasta sus inevitables consecuencias. Eso es "El olor de la muerte. Camino hacia un narcoestado".

Como dice la sabiduría popular: “cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia”.

El autor de este libro, R. E. Dinendal, es un comunicador y periodista ecuatoriano, nacido a finales de la década de 1980. Su afición por la escritura se despertó desde sus primeros años en la escuela primaria, motivado por la lectura de obras clásicas de la literatura universal.

Ahora, en su debut en el mundo literario, conversa con Metro Ecuador sobre este nuevo proyecto que aspira a hacerse un espacio en la escena y en la historia de la literatura ecuatoriana.

¿Quién eres y a qué te dedicas?

“Soy R. E. Dinendal. Me dedico a la comunicación y estoy en el proceso —o el intento— de ser escritor".

Coméntanos: ¿de dónde nace la idea de "El Olor de la Muerte" y por qué escribirlo?

“La idea surge de cosas que pasan en la cotidianidad, no solo en este país, sino en toda la región y el mundo. Fue una época en la que se hablaba mucho de violencia. Por mi trabajo como comunicador —además de este intento de escritor— llegó un punto en que todo me desbordaba. Así comencé a escribir un cuento como catarsis, tratando de relatar un poco, desde la ficción, lo que estaba ocurriendo”.

“Pensé que ese cuento tendría unas dos hojas, terminó siendo ocho. Después dije: ‘Si escribí ocho, puedo escribir más. Tal vez sea un cuento largo, una novela corta de unas sesenta páginas’. Pero cuando llegué a las cincuenta supe que aún faltaba mucho por contar. Así se convirtió en una novela bastante extensa, de más de trescientas páginas”.

“Entonces, nace como una catarsis individual, una forma de enfrentar el mundo, no desde mi día a día personal, sino desde lo que me afecta como ciudadano. Me tomó más de un año escribirlo. Y en ese camino fui encontrando la forma de transmitir lo que quería”.

¿En qué año comenzaste?

”Fue entre finales de 2022 y principios de 2023. El libro se publicó en 2024″.

“Después de terminarlo, vino todo el proceso de entender cómo funciona el mundo editorial, ver con quién podía publicarlo. Llegué a la editorial Alectrion, a quienes les gustó el libro, la idea, el estilo. Trabajamos juntos y así se dio la publicación. Incluso el planteamiento de la portada vino de parte del editor, y me parece que transmite muy bien lo que se buscaba”.

Muchos lectores coinciden en que la historia remite a hechos vividos en 2017, 2018 y la violencia creciente en Ecuador hacia 2020. ¿Fueron estas pequeñas realidades las que se fueron sumando para inspirar este libro, que si bien es ficción, no se aleja tanto de la actualidad?

“Justamente. Parte de lo que pasa aquí y en la región. La inspiración está en lo cercano, para bien o para mal. Pero también se trata de mirar más allá, de remontarnos a décadas atrás. Porque es fácil caer en la discusión de ‘es tu culpa’, ‘no es mi culpa’, ‘todos se lanzan la pelotita’ y nadie asume responsabilidad”.

“Cuando lees el libro, entiendes que esto no empezó ayer. La intención es generar reflexión a través de la ficción, con realidades ficcionadas que no necesariamente ocurren aquí, sino en cualquier lugar de la región. El lector interpreta. Bien puede leerse como si sucediera en Ecuador o en países vecinos. El contexto aplica en muchos lugares: violencia, impunidad, crimen organizado”.

“Sí, el Estado tiene responsabilidad. También quienes han representado al Estado. Incluso los ciudadanos. Muchas veces no reaccionamos hasta que el problema ya está en la puerta de nuestra casa. Entonces, la novela busca responder: ¿cómo llegamos a esto?“.

Háblanos del personaje principal. En la novela, se convierte en parte de una mafia, se infiltra en el Estado y comienza a mover los hilos del poder. ¿Este personaje está inspirado en varias figuras reales?

“El personaje principal es completamente ficticio. No nace de una persona en particular, ni de varias. Nace de la necesidad de contar esta historia”.

“Al principio pensé narrarla en tercera persona, con un narrador omnisciente, pero me di cuenta de que esta historia debía sentirse. Entonces creé un personaje que, aunque inventado, atraviesa muchas vidas, muchas realidades que podrían parecerse a personas reales”.

“Es un personaje de circunstancias. Lo interesante es que genera múltiples emociones: empatía, rechazo, ira. Algunos lectores han dicho que quisieran golpearlo, otros sienten pena, otros lo detestan. Y eso es lo que vivimos todos los días: esa mezcla de emociones en torno a la violencia y la corrupción”.

Tú tienes formación periodística. ¿Cuánto influyó tu trabajo como periodista en el desarrollo de esta novela?

“Muchísimo. Estuve varios años en periodismo y, cuando te gusta, la curiosidad se vuelve parte de ti. El primer cuento tenía ese tinte literario, pero también un estilo muy periodístico. De hecho, la novela tiene dos etapas: una más periodística, casi una crónica, y otra más literaria”.

“Leí muchísimo para escribirla. No porque esté contando hechos puntuales, sino porque para generar una reflexión como esta, necesitas contexto. No puedes escribir desde el aire o desde lo que escuchaste de paso. Así que sí, la base periodística está ahí. Y el gusto por escribir siempre estuvo. Solo que ahora se dio la oportunidad de publicar”.

Para cerrar: El olor de la muerte. Camino hacia un narcoestado no habla específicamente de Ecuador, pero ¿por qué debería leerse aquí?

“Porque retrata un momento. Una época. Y lo hace desde un ángulo distinto al consumo diario de noticias. La novela puede volverse un testigo de este tiempo. No solo de lo que pasa hoy, sino de lo que ha pasado durante décadas”.

“Nos invita a reflexionar: ¿qué hicimos o no hicimos para llegar hasta aquí? No podemos solo quejarnos cuando la violencia ya está en nuestra puerta. Hay que mirar hacia atrás, ver cuándo empezó todo, darnos cuenta de la ausencia del Estado, de cómo nos hemos acostumbrado a girar la cara cuando algo le pasa al vecino".

“¿Por qué leerlo en Ecuador? Porque ofrece una forma distinta de comprender lo que estamos viviendo. Porque tal vez —solo tal vez— sea hora de dejar de apuntarnos con el dedo y empezar a asumir responsabilidades, cada uno desde el lugar que le corresponde".

Síguenos en Google News:Google News

Contenido Patrocinado

Lo Último