Dormir después de las 11:00 de la noche de forma habitual podría estar afectando la salud mental y física de millones de personas en el mundo. Así lo advierte un estudio reciente del Imperial College de Londres, publicado en la revista Psychiatry Research, basado en datos de más de 73.000 adultos británicos.
El hallazgo principal es contundente: las personas que se acuestan después de la 1:00 a. m. tienen un mayor riesgo de desarrollar trastornos mentales, como la depresión o el trastorno de ansiedad generalizada (TAG), en comparación con quienes duermen antes de esa hora.
El estudio se sustenta en la teoría de la “mente después de la medianoche”, planteada por el profesor Jamie Zeitzer, de la Universidad de Stanford. Según esta hipótesis, el cerebro entra en un modo diferente durante las horas de la noche profunda, donde el aislamiento social y la falta de estímulos positivos podrían aumentar la vulnerabilidad emocional.
La investigadora Sara Wong, del Imperial College London, agregó que quienes se acuestan tarde tienden a tener un sueño más corto y de peor calidad, con una reducción de la fase REM, crucial para el equilibrio emocional. Esto puede influir en la aparición de trastornos como el trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Los efectos no solo son psicológicos. La especialista en sueño Nerina Ramlakhan alertó en el medio Real Simple que dormir tarde está asociado a fatiga crónica, problemas de tiroides, agotamiento y burnout. Además, las personas que duermen muy tarde suelen experimentar “inercia del sueño”: esa sensación de confusión y bajo rendimiento al despertar.
Aunque dormir tarde ocasionalmente no representa un riesgo grave, los expertos coinciden en que adoptar una rutina de descanso antes de la medianoche es fundamental para preservar la salud mental y física. En caso de insomnio persistente, se recomienda buscar ayuda profesional.