Lo que a simple vista parecía un simple sembrío irregular en la parte posterior de una casa en Montecristi, resultó ser mucho más que algo improvisado. Según reveló el ministro del Interior, John Reimberg, ese terreno estaba siendo usado como una fachada: una supuesta lavandería de ropa instalada que, en realidad, ocultaba un búnker subterráneo donde se escondía José Adolfo Macías Villamar, alias Fito, el líder de Los Choneros.
“Había una extensión de la casa hacia el sembrío, que era una extensión donde construyeron una supuesta lavandería”, detalló Reimberg en una entrevista con EcuadorTV. Lo inusual de esa construcción levantó sospechas dentro del Bloque de Seguridad que, desde 2024, ya mantenía vigilada la zona tras varios allanamientos fallidos.
Un sembrío sin relación con la casa
Las alarmas se encendieron cuando, en una mesa de operaciones que reunió a los ministros del Interior y Defensa junto con altos mandos de la Policía y las Fuerzas Armadas, se analizaron imágenes de la propiedad tomadas desde un sobrevuelo. Fue entonces cuando el sembrío, completamente ajeno a la estructura y lógica de la vivienda fortificada —con cámaras, puertas blindadas, techos corredizos—, generó inquietud. “Ese sembrío no tiene relación con la casa. Ingresemos maquinaria”, fue la orden del ministro.
La maquinaria pesada comenzó a remover el terreno hasta que, repentinamente, se escuchó un ruido metálico. Debajo de esa tierra estaba escondido un sofisticado búnker, completamente aislado, sin conexión visible con el exterior. Reimberg destacó que, si Fito hubiera hecho un túnel de salida, probablemente no lo habrían capturado.
El líder criminal, al escuchar el ruido de la excavadora acercándose, decidió salir por su cuenta. “Fito nunca se esperó que lleguemos al punto que llegamos: traer maquinaria y comenzar a remover los pisos externos de la casa”, dijo Reimberg. Fue entonces cuando, al abrir la escotilla del escondite, se topó con militares esperándolo “para darle una bienvenida respectiva”.
Este hallazgo no fue el primer indicio. En una intervención anterior, una de las hijas de Fito fue encontrada en la casa. “Avísale a mi papá”, le dijo a una de las niñeras, lo que incrementó las sospechas de su paradero.
Vivienda lujosa
La vivienda, equipada con tecnología de punta, también contenía medicamentos que Fito consumía para tratar su gastritis, otra pista clave que reforzó la hipótesis de que el capo estaba escondido allí.
La operación, resultado de inteligencia conjunta, marcó el final de meses de búsqueda y vigilancia, revelando cómo un simple sembrío fue la pista definitiva para capturar a uno de los criminales más buscados del país.