En medio de los escombros retorcidos del avión de Air India, una figura tambaleante captó la atención de las cámaras. Herido, ensangrentado y con una expresión mezcla de dolor, desconcierto y rabia, Ramesh Vishwashkumar, ciudadano británico de 45 años, caminaba hacia una ambulancia.
Era el único sobreviviente confirmado del vuelo AI-171.
La aeronave, con 242 personas a bordo —230 pasajeros y 12 tripulantes—, se estrelló tras despegar a las 13:38 del jueves desde el Aeropuerto Internacional Sardar Vallabhbhai Patel, con destino a Londres Gatwick.
El impacto dejó una escena de devastación total, y entre los restos, Vishwashkumar emergió como un testimonio viviente de la tragedia.
Vestía una camiseta blanca manchada de sangre y pantalones oscuros.
Cojeaba, sostenía su costado con una mano y aún tenía en el bolsillo la tarjeta de embarque del asiento 11A.
Las imágenes difundidas en redes sociales lo muestran desorientado, rodeado de personas que intentaban asistirlo mientras él avanzaba con dificultad hacia una ambulancia.
“Cuando me levanté, había cadáveres a mi alrededor. Tenía miedo. Me levanté y corrí. Había restos del avión por todas partes”, declaró más tarde desde el hospital donde fue ingresado con heridas moderadas y un cuadro de shock emocional evidente.
Vishwashkumar viajaba junto a su hermano, Ajay Kumar Ramesh, también de 45 años.
Ambos habían pasado unos días de vacaciones en la ciudad costera de Diu, en la India, y regresaban al Reino Unido. Ajay no sobrevivió al impacto.
El vuelo AI-171 transportaba una mayoría de ciudadanos indios (169), además de 53 británicos, siete portugueses y un canadiense.
Las autoridades aún no han confirmado las causas del accidente, aunque se ha iniciado una investigación exhaustiva que incluirá el análisis de la caja negra y las grabaciones de la torre de control.
La escena de Vishwashkumar caminando entre ruinas no solo simboliza la fragilidad de la vida en medio de una tragedia aérea, sino también la magnitud del desastre.
Su sobrevivencia —milagrosa para algunos, inexplicable para otros— marca un doloroso contraste frente a los cientos de familias que hoy lloran la pérdida de sus seres queridos.
Mientras las tareas de recuperación continúan en el lugar del siniestro, el testimonio de Ramesh se perfila como una pieza clave para reconstruir los últimos instantes del vuelo. Por ahora, su imagen tambaleante, aferrado a la vida, quedará grabada como uno de los momentos más impactantes de esta catástrofe.
