A raíz de las graves acusaciones que hizo el presentador del canal digital Calientitos TV, Santiago Castro, sobre Erika Vélez se ha destapado una terrible polémica. La manabita se pronunció desde sus redes, ya que según ella “mancharon su nombre y honra, sin pruebas”. Sin embargo, no es la primera vez que sucede. En anteriores ocasiones Castro ya tuvo algunas demandas por las acusaciones sin fundamento que ha hecho sobre algunas personalidades.
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El pasado 19 de abril recibió una por hacer mal uso de la imagen al exponer frente a las redes a menores de edad sin pleno consentimiento de sus tutores legales. Esta acción fue presentada por Arianna Mejía madre de los pequeños.
“Vas a tener que pagarlo, porque estas violando una ley de un menor de edad”, expresó Mejía. Además, desde 2017 ella había indicado que se sintió vulnerada por su canal de YouTube y los comentarios emitidos por quienes lo conducen.
[ Reacciones: redes sociales respaldan a Erika Vélez por “daño a su nombre y honra”Opens in new window ]
Por otro lado, aunque según el presentador del programa de farándula aseguró en una entrevista para Expreso que sus demandas no ha llegado a mayores, las formas en cómo se expresa al momento de hablar sobre un tema o una persona son muy cuestionados por la vulneración que puede causar a terceros.
Por estos motivos han procedido de forma legal en contra como desarrolla sus programas de farándula.
En el caso de Emma Guerrero también realizó una denuncia por violación a la intimidad tras la filtración y difusión de un video íntimo.
La ofensa no debe ser confundida con libertad de expresión
La libertad de expresión es el pilar de la democracia, por lo que hay que tener en cuenta que si el acto de comunicar es para un publico en general, lo que se comprende como colectivo, se debe comprender que:
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“Hay receptores de distintas condiciones, los temas y condiciones de la comunicación son más exigentes por cuanto requieren el conocimiento de las características de ese público y el respeto profundo de los derechos de todas las personas”, señala la plataforma de Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI).
Además, indican desde su sección de consultoría ética que no hay que confundir la libertad de expresión. “No se da patente de corso para ofender, porque ser libre no es decir lo que a uno le venga en gana, sino tener las condiciones favorables para decir lo que uno debe decir”, explica.
Parafraseando un poco lo que señala el sitio web sobre periodismo. Es decir, con pruebas y argumentos se sostiene el oficio informativo, no por medio de injurias, y mucho menos por “irrespetar el decoro de las personas y los sentimientos de nacionalidad, raza, religión o grupo”.
