Kreab se posiciona como un actor clave en la construcción de puentes entre los sectores públicos y privados a nivel global. Con presencia en más de 30 países y una filosofía centrada en el diálogo, esta firma sueca lidera procesos de consultoría estratégica, comunicación financiera, asuntos públicos y sostenibilidad, siempre con un enfoque adaptado a cada mercado.
En esta entrevista, conversamos con Karl Isaksson, CEO global de Kreab, quien comparte su visión sobre los retos de la comunicación en la era digital, la importancia de la reputación corporativa, su experiencia personal liderando desde Bruselas y su análisis sobre el potencial de América Latina, con énfasis en Ecuador. Una mirada estratégica y humana que revela por qué contar bien las historias puede ser el activo más valioso de un país o una empresa.
Para iniciar esta conversación desde tu rol global, cuéntanos qué es Kreab, cuándo nace y cuál ha sido su evolución.
Kreab nace en Estocolmo en 1970 con una idea muy clara de su fundador, Peje Emil-sson: crear puentes entre el mundo político y el privado a través del diálogo. Hoy, con 55 años de historia, Kreab está presente en cerca de 30 países, brindando soluciones en comunicación corporativa, financiera, asuntos públicos, sostenibilidad y estrategias digitales. Nuestro hilo conductor ha sido siempre el mismo: ayudar a nuestros clientes a comprender y ser comprendidos en todos los sectores.
Y en esa expansión global, ¿cuáles son sus mercados clave?
España es el mercado más grande para Kreab, seguido de cerca por Bruselas, Estocolmo y Tokio. En Latinoamérica tenemos una fuerte presencia gracias a nuestras operaciones en Chile, Colombia, Perú, Bolivia y Ecuador. La conexión con América Latina ha sido posible gracias a nuestro liderazgo en España. Desde allí se entendió que la región tenía una gran oportunidad para fortalecer sus narrativas.
¿Cuáles han sido algunos de los más emblemáticos o de mayor impacto para Kreab?
Hemos trabajado con cuentas importantes durante más de 50 años, lo que refleja nuestra visión de relaciones a largo plazo. También colaboramos con el gobierno de Japón, ayudando con la comunicación internacional. En Latinoamérica, Chile es uno de nuestros mercados más fuertes.
La comunicación vive una transformación profunda con la era digital. ¿Cómo ha cambiado el rol de Kreab frente a esto?
Antes ayudábamos a encontrar la información; hoy ayudamos a analizarla, entender qué es real, qué es falso y qué es relevante. El volumen de datos y fuentes obliga a ser más estratégicos. Las redes sociales cambiaron las reglas y ahora nos enfrentamos al nuevo desafío de la inteligencia artificial. No se trata de tener miedo, sino de aprender a usarla. La IA reemplazará algunas tareas, pero también potenciará la consultoría.
¿Y cuál es la estrategia que siguen como corporativo global para mantener la coherencia comunicacional?
Lo llamamos “trabajo en red con ADN local”. Compartimos experiencias entre países, pero adaptamos soluciones a cada realidad. Si en España desarrollamos una herramienta para medir reputación digital, la usamos en Ecuador considerando su contexto. Nuestra oficina más avanzada en comunicación digital, por ejemplo, está en Bolivia, y desde allí también apoyamos otras regiones. Replicar con orgullo, decimos internamente.
Volviendo a ti, ¿cuál ha sido tu trayectoria dentro de Kreab?
Llevo 20 años en la compañía. Empecé en Bruselas, luego fui director de esa oficina, y desde el año pasado asumí como CEO global. Antes trabajé en el Parlamento Europeo para el Partido Conservador sueco, siempre desde una visión próxima al diálogo entre política y empresa.
Desde tu visión europea, ¿qué mirada tienes sobre América Latina y específicamente Ecuador?
Mi relación con Latinoamérica ha crecido mucho. Ecuador tiene un enorme potencial, pero necesita comunicar mejor sus fortalezas. Siempre digo que hace falta un poco más de orgullo como país, tal como lo han hecho Colombia con su gastronomía o Perú con su marca-país. Ecuador tiene mucho que contar al mundo.
Para cerrar, un mensaje a nuestros lectores...
No subestimen el poder de una buena comunicación. No solo se trata de emitir mensajes, sino de construir relaciones, reputación y confianza. Ecuador tiene historias poderosas que el mundo necesita escuchar. Nosotros estamos aquí para ayudar a contarlas.