Halis Montero, una joven mexicana originaria del estado de Guerrero, vivió una pesadilla académica al descubrir que la carrera que estudiaba desde hace casi cuatro años no estaba registrada oficialmente.
Estaba a punto de culminar la licenciatura en Educación Especial cuando se enteró de que dicha profesión no existía en los registros de la universidad donde estudiaba.
Una decisión tomada entre la necesidad y el desconocimiento
Al ingresar, Halis no comprendía del todo el enfoque de la carrera, pero al saber que estaba dirigida a la enseñanza de personas con discapacidad, se sintió motivada.
Sin embargo, desde el inicio notó irregularidades: la carrera cambió de nombre a “Inclusión Educativa” sin previo aviso, pero, por la inversión y el esfuerzo que ya había realizado, decidió continuar.
Exigencias arbitrarias y un sistema negligente
A pocos meses de graduarse, se le exigió validar dos semestres de inglés en solo una semana.
Aunque se mostró en desacuerdo, nadie alzó la voz. Más preocupante aún, le advirtieron que no podía seguir trabajando en la secretaría educativa porque no estaba claro si recibiría su título profesional, necesario para ejercer.
La verdad sale a la luz
Al acudir por cuenta propia a la Dirección General de Profesiones, descubrió que su carrera nunca fue registrada formalmente.
Más de 300 estudiantes habrían sido afectados por esta estafa académica. Aunque intentó iniciar acciones legales, las instituciones responsabilizaron a la universidad.
Una nueva misión desde las redes
A pesar del engaño, Halis decidió transformar su experiencia. Actualmente difunde contenido educativo en TikTok, especialmente sobre lenguaje de señas, contribuyendo así a la inclusión desde plataformas digitales.