Arabia Saudita despidió con sobriedad al príncipe Al Waleed bin Khalid Al Saud, conocido como el “Príncipe Durmiente”.
Tras 20 años en coma por un accidente en Londres, falleció a los 36 años y fue enterrado en Riad bajo estrictas normas islámicas.
Sin ataúd ni flores, solo un sudario blanco
El funeral se realizó en la mezquita Imam Turki bin Abdullah y reunió a familiares y allegados. A diferencia de otros funerales reales, no hubo homenajes, discursos ni símbolos de poder. El cuerpo fue envuelto en un sudario blanco, sin ataúd ni arreglos florales, y sepultado en el cementerio Al Oud.
Un rito austero pero profundamente espiritual
No se levantaron mausoleos ni lápidas elaboradas. Solo su nombre y fechas básicas marcan su tumba, como es tradición en el islam. Su padre, el príncipe Khalid bin Talal, confirmó su fallecimiento en redes sociales y agradeció las oraciones recibidas desde distintas partes del mundo.