Un deslave ocurrido en el sector de La Mica, a 10 kilómetros del embalse, afectó 350 metros de la principal tubería de distribución.
Por lo que desde hace días, vivir en los sectores afectados en el sur de Quito significa organizar el día en torno a una sola meta: conseguir agua. Aunque el municipio de Quito, a través de la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable (EPMAPS), anunció que hay 60 tanqueros y cinco hidrantes operativos, la demanda supera por mucho la oferta. Son cerca de 400.000 personas las afectadas.
“No hay horario fijo para los tanqueros. A veces pasan, a veces no. Y cuando llegan, hay que dejar todo para salir corriendo a hacer fila”, cuenta uno de los moradores , vecina de Santo Tomás 2. En su barrio, el tanquero no sube. La solución que han encontrado es caminar hacia el parque líquido abandonado, que ahora está habilitado por iniciativa comunitaria.
Baldes, lavanderías y parque líquido: soluciones improvisadas
En el barrio Ecuador del Futuro, las personas han improvisado una ruta informal, acuden a lavanderías donde les permiten llenar los baldes, suben el agua a carros particulares y la transportan hasta sus casas. Quienes no tienen vehículo deben hacer la misma ruta a pie. “A veces toca bajar dos tachos, regresar por otros dos... con la cantidad de gente que hay, no terminas nunca”, comenta otro morador.
La situación es especialmente crítica para adultos mayores o familias sin carretillas. El agua no solo escasea, también pesa. Y su ausencia afecta directamente la salud, la higiene y la posibilidad de trabajar o estudiar con normalidad.
Desorganización institucional y brechas logísticas
Pabel Muñoz, alcalde de Quito, indicó que los tanqueros están operativos y coordinados por la EPMAPS, pero admitió que la emergencia podría extenderse por varios días. Mientras tanto, en los barrios se multiplican las quejas por la falta de información y horarios claros.
La ausencia de una estrategia clara de distribución, sumada al silencio institucional, ha obligado a que los vecinos se organicen con sus propios medios.
El abastecimiento de agua presenta una gran irregularidad. En sectores como El Conde y El Beaterio, los tiempos de espera superan las 2 horas, lo cual afecta gravemente a las familias con bebés, niños menores de 4 años y adultos mayores, especialmente por la necesidad de mantener condiciones adecuadas de higiene y preparar alimentos de forma segura.
En la Ferroviaria, el servicio también se encuentra suspendido, lo que está dificultando el acceso al agua. Esta situación obliga a muchas familias a incurrir en gastos adicionales para adquirir botellones y productos de higiene personal.