El pasado 29 de junio de 2025, bañistas de la Praia do Arpoador, en Río de Janeiro, se sorprendieron al ver nadando a un pingüino de Magallanes. Se trataba de un ejemplar juvenil que se encontraba en plena migración hacia el norte.
Este tipo de pingüinos, originarios de la región patagónica de Argentina y Chile, recorren grandes distancias durante el invierno austral en busca de alimento.
Migración natural hacia el norte
Según especialistas, no es inusual que estas aves recorran hasta 6.400 kilómetros siguiendo las corrientes marinas y los bancos de peces. En ocasiones, los más jóvenes se aventuran más allá de lo habitual, lo que explica su aparición en zonas tropicales como Río de Janeiro.
La presencia de pingüinos en Brasil es parte de un patrón migratorio natural, aunque su aparición en playas urbanas siempre genera curiosidad y atención mediática.
¿Estaba perdido?
Contrario a lo que muchos podrían pensar, el pingüino no estaba extraviado ni enfermo. Durante la migración pasan gran parte del tiempo en mar abierto. Sin embargo, algunas veces se acercan a la costa por curiosidad o para descansar.
La bióloga y profesora de la Universidad de Washington, P. Dee Boersma explicó que los pingüinos de Magallanes son naturalmente curiosos y, en ocasiones, interactúan con los humanos, como ocurrió en la playa carioca.
Casos similares en el mundo
No es la primera vez que un pingüino aparece lejos de su hogar. En 2021, un pingüino Adelia fue encontrado en una playa de Nueva Zelanda, a más de 3.000 kilómetros de la Antártida. Casos como este demuestran la capacidad de estas aves para adaptarse y sobrevivir en entornos inesperados.
La aparición de un pingüino de Magallanes en Río de Janeiro no es un hecho aislado, sino parte de un fenómeno migratorio propio de su especie. Su presencia, además de sorprender, recuerda la increíble capacidad de estos animales para recorrer miles de kilómetros guiados por su instinto y la búsqueda de alimento.