Un ataque armado en plena mañana y frente a una escuela volvió a encender las alarmas por la creciente violencia en Quevedo.
Jorge Andrés Gálvez Castro, de aproximadamente 30 años, fue asesinado el miércoles 12 de junio cuando trabajaba afuera de un taller mecánico, ubicado justo frente a la unidad educativa Carlos Julio Arosemena Tola, en la avenida 12 de Octubre.
Eran cerca de las 11:00 cuando dos sicarios, a bordo de una motocicleta, se aproximaron al sitio y abrieron fuego.
Todos los disparos a su cabeza:
Siete disparos, la mayoría dirigidos a la cabeza, terminaron con su vida en cuestión de segundos.
Su cuerpo quedó tendido sobre la vereda, en medio del asombro y temor de vecinos, comerciantes y padres de familia que, impotentes, presenciaron la escena.
El impacto del crimen no solo fue físico: las detonaciones se escucharon dentro del plantel educativo, generando pánico entre estudiantes y docentes.
Algunos padres acudieron rápidamente a retirar a sus hijos ante el temor de que se produzcan nuevos ataques.
Agentes de la Policía Nacional y personal de Criminalística acudieron al lugar para realizar el levantamiento del cuerpo y recopilar evidencias.
El cadáver fue trasladado a la morgue de Quevedo para la respectiva autopsia.
¿Quién era el hombre acribillado en Quevedo?
Familiares de Gálvez, residente de la parroquia Nicolás Infante, aseguraron que era un hombre dedicado al deporte y rechazaron cualquier vínculo con actividades ilegales. Aún se desconocen los móviles del crimen.
Más crímenes en Quevedo
Sin embargo, el día no terminó allí. Horas más tarde, en la madrugada del jueves, otro hecho violento sacudió al sector 21 de Enero, en la parroquia 24 de Mayo.
Javier Ezequiel Cornejo Morante, de 41 años, fue ejecutado dentro de su vivienda por al menos ocho sujetos armados con fusiles calibre 5.56 y pistolas 9 mm.
Los agresores irrumpieron violentamente, derribaron la puerta principal y dispararon sin mediar palabra.
El cuerpo de Cornejo presentó múltiples heridas en el tórax y abdomen. Según la Policía, tenía antecedentes por tenencia de armas y tráfico de drogas.
Ambos crímenes, ocurridos con pocas horas de diferencia, reflejan una preocupante escalada de violencia en Quevedo. La ciudadanía exige acciones concretas: más patrullajes, controles y una presencia sostenida de las fuerzas del orden, especialmente en zonas sensibles como centros educativos.