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La Unión Europea celebra 75 años de integración y paz con la mirada puesta en América Latina

La embajadora Jekaterina Doródnova destaca los valores de paz, cooperación y sostenibilidad que guían a la Unión Europea en su relación con América Latina.

Este 9 de mayo se celebra el Día de Europa, una fecha especial que conmemora los 75 años desde la Declaración Schuman. Europa se ha consolidado como una potencia mundial y, en esta jornada, se destacan valores fundamentales como la paz, la democracia y la cooperación internacional.

Metro Ecuador dialogó con la embajadora de la Unión Europea en el país, Jekaterina Doródnova, para abordar estos temas vinculados a esta conmemoración y al papel de la Unión Europea en la región.

¿Qué está haciendo Europa para resaltar estos valores?

—Es el “cumpleaños” de la Unión Europea. Siempre hacemos referencia a esa fecha con la declaración de Robert Schuman. Es importante recordar que se trata de un proyecto de paz. Representa una reconciliación histórica entre países que fueron enemigos mortales en el pasado, como Francia y Alemania.

La idea de unir recursos como el carbón y el acero, según la declaración de Schuman— buscaba evitar futuras guerras, alcanzar prosperidad económica y construir una paz duradera. Estamos muy orgullosos de que los miembros de la Unión Europea no hayan estado en guerra en los últimos 80 años.

Es cierto que la Segunda Guerra Mundial dejó una gran lección. ¿Cuál es hoy el principal desafío de la Unión Europea, especialmente ante las crisis que rodean a la región?

—Vivimos la crisis en Ucrania y otras tensiones que, aunque no afectan directamente a todos, rodean a nuestra región. La Unión Europea enfrenta una guerra de agresión en sus fronteras. Es una tragedia, sobre todo considerando que Rusia fue un aliado en la Segunda Guerra Mundial y que siete millones de ucranianos lucharon por la libertad y contra la ideología del odio.

Es muy triste que esa ideología resurja desde Rusia. Para nosotros, este es un desafío inmenso. Pero nuestra unidad nos fortalece. Europa ahora es consciente de la necesidad de defenderse y avanzar hacia una autonomía estratégica en seguridad y defensa.

La defensa de los derechos humanos es otro pilar clave. ¿Qué hace la Unión Europea para fortalecer estos valores en el mundo y en América Latina?

Reconocemos que incluso dentro de la Unión Europea hay desafíos en derechos humanos, pero contamos con un sistema robusto y un marco legislativo muy desarrollado. Queremos proyectar esta experiencia al mundo.

Hablamos de una amplia gama de derechos: desde el derecho a la vida, hasta los laborales, ambientales, y muchos más. Mantenemos relaciones con la sociedad civil, defendemos la libertad de expresión, de asociación y los derechos de las minorías.

Siempre apoyamos a los defensores de derechos humanos y les damos protección si es necesario. El respeto a la dignidad humana es central para nosotros.

¿Es necesario tomar medidas firmes ante gobiernos que violan estos derechos, especialmente en América Latina?

Siempre dialogamos con nuestros socios sobre estos temas. Con Ecuador, por ejemplo, mantenemos un diálogo anual institucionalizado sobre derechos humanos, donde tratamos todos los temas sensibles.

En algunos casos emitimos mensajes públicos, si la situación lo amerita. Pero creemos firmemente que no se puede sacrificar los derechos de nadie, ni siquiera por una causa que parezca mayor. Esto es lo que distingue a una democracia madura.

¿América Latina puede aprender de la experiencia de integración europea?

—Nuestra experiencia puede ser fuente de inspiración para esta región. La Comunidad Andina, el Mercosur y Centroamérica han dado pasos importantes.

En la Unión Europea tenemos un mercado común con cuatro libertades fundamentales. Hemos tenido éxito y trabajamos con otras regiones para alcanzar este nivel de integración. Sabemos que no es fácil, especialmente en contextos políticos adversos y polarizados.

Hoy, la sostenibilidad es un nuevo eje global. ¿Cómo afronta este reto la Unión Europea?

—Somos la primera región en fijar una meta concreta: reducir a cero las emisiones de gases de efecto invernadero para 2050. Es un objetivo ambicioso que guía nuestras políticas en transporte, industria y energía.

Defendemos el Acuerdo de París y promovemos una transición verde. Con Ecuador trabajamos en proyectos del Pacto Verde, promoviendo la agroecología y prácticas agrícolas sostenibles para que los productos cumplan los estándares europeos.

¿Ecuador y otros países latinoamericanos están alineados con estas exigencias?

—Sí, existe un firme compromiso. Reconocemos que los pequeños y medianos productores necesitan apoyo, por eso ofrecemos asistencia técnica para ayudarles a adaptarse a nuestras normas.

¿Este apoyo también se extiende a otros países de la región?

—Por supuesto. Tenemos programas similares en varios países latinoamericanos.

¿Cómo califica la relación actual entre la Unión Europea y Ecuador?

—La relación es muy cercana y positiva. Ecuador es un país amigo. Compartimos prioridades e intereses, como la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico, que también nos afecta a través de nuestros puertos.

Trabajamos en seguridad, pero también en las causas estructurales de la violencia, como la falta de oportunidades educativas para los jóvenes. Programas como Erasmus+ ofrecen becas para estudiar en Europa. También desarrollamos proyectos en Esmeraldas, Manabí, Los Ríos y Guayas.

¿Se fortalecerán los acuerdos con Ecuador?

—Sí, estos temas seguirán siendo prioritarios. Nuestra agenda en Ecuador es muy positiva. Apoyamos la agricultura, el desarrollo sostenible, la sociedad civil y el empoderamiento de las mujeres, especialmente en zonas rurales.

El acuerdo comercial multipartes —junto con Colombia y Perú— ha beneficiado especialmente a Ecuador, que ya acumula un superávit comercial superior a los 8.000 millones de dólares desde 2017. Solo en el último año fue de casi 3.000 millones. Ecuador es el principal proveedor de productos orgánicos para la Unión Europea, y somos su mayor mercado en este segmento.

¿En qué otras áreas cooperan?

—Trabajamos en la protección de los ecosistemas amazónicos, en prevención de desastres naturales y en capacitación técnica para las autoridades locales.

Finalmente, ¿qué sucede con la eliminación de la visa Schengen para los ecuatorianos?

—Es un proceso técnico que puede llevar tiempo, pero estamos trabajando junto al Gobierno ecuatoriano para avanzar. Hay plena conciencia en la Comisión Europea y en los Estados miembros del deseo de los ecuatorianos de viajar libremente a Europa.

Hay momentos políticos más o menos favorables, pero personalmente espero que algún día los ecuatorianos puedan acceder a una visa turística de corto plazo sin restricciones.

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