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El histórico reloj del Palacio de Carondelet vuelve a latir tras su restauración

Tras décadas de silencio, el emblemático reloj y sus campanas vuelven a marcar el ritmo del Palacio de Gobierno.

El reloj monumental del Palacio de Carondelet, ubicado en la fachada central de este emblemático edificio, constituye un elemento patrimonial de alto valor histórico y cultural.

Su incorporación en 1864 se enmarca dentro del proceso de modernización impulsado por el entonces presidente Gabriel García Moreno, quien implementó reformas arquitectónicas significativas en la sede del gobierno ecuatoriano.

El reloj fue importado desde París y fabricado por el reconocido relojero Armand-François Collin, cuyo taller estaba situado en la Rue Montmartre 118 (anteriormente 122) de la capital francesa, y operó entre 1852 y 1884. Collin, sucesor de Bernard-Henry Wagner, pertenecía a una de las más prestigiosas casas relojeras de la época, predecesora de Château Père et Fils. Identificado como “Horloger-Mécanicien” (mecánico de relojes), Collin destacó en la manufactura de relojes de precisión para edificios públicos y monumentales.

La adquisición del reloj fue una disposición directa de García Moreno, quien ordenó la compra de un mecanismo de alta precisión, que tuvo un costo de siete mil quinientos francos.

Una vez en Quito, la instalación del reloj requirió adaptaciones arquitectónicas en la fachada del Palacio. El arquitecto Reed diseñó un elemento triangular en la parte central del segundo nivel, destinado a alojar el mecanismo y las campanas, dejando el espacio suficiente para su acceso, mantenimiento y limpieza.

Durante su traslado a Quito, el reloj sufrió daños significativos, particularmente en una de sus campanas, que fue destruida en un incendio en Babahoyo. Posteriormente, el mecánico ecuatoriano Mariano Iturralde asumió la reconstrucción de las piezas faltantes y supervisó la instalación definitiva del reloj en la fachada del Palacio.

A lo largo de su historia, el reloj ha experimentado períodos de funcionamiento intermitente y ha sido sometido a diversas intervenciones, motivadas principalmente por el impacto de conflictos armados, incendios y terremotos. Estos factores han afectado su estado de conservación, lo que ha requerido mantenimientos periódicos y, en ocasiones, restauraciones estructurales.

Según Marissa Pendola, secretaria general administrativa de la Presidencia de la República, la iniciativa de restaurar el reloj y las campanas del Palacio presidencial demuestra el compromiso del Gobierno por recuperar los objetos patrimoniales y fortalecer la cultura de nuestro país.

“En gobiernos anteriores se ha activado manualmente el reloj y las campanas para que funcionen durante eventos especiales, como el cambio de guardia”, señala Pendola. También indicó que actualmente se está ejecutando un plan integral de mantenimiento preventivo y periódico para asegurar el funcionamiento continuo del reloj.

Después de varias décadas, las campanas que acompañan al reloj han sido restauradas y se encuentran nuevamente en funcionamiento. Ahora, pueden escucharse todos los días a las 12h00, un hecho que, de acuerdo con la secretaria general administrativa, tiene un fuerte componente emotivo para la ciudadanía.

“Es como escuchar el pulso de la ciudad. La restauración del reloj es una muestra del compromiso del Gobierno nacional con la cultura, la historia y la identidad de nuestro país”, agregó Pendola.

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