La viruela del mono (cepa caldo Ib), con más de 16,000 casos confirmados en 75 países, ha generado una gran alarma mundial. Al igual que el COVID-19, que se propagó a 23 diversas especies animales, especialmente animales de compañía como perros y gatos, existe una creciente preocupación sobre la posibilidad de que este virus también pueda transmitirse de humanos a animales, lo que se conoce como zoonosis inversa.
PUBLICIDAD
Aunque la viruela del mono se propaga en la actualidad principalmente entre humanos, su origen zoonótico (de origen animal) es innegable, es decir de ciertos animales pueden contagiar a humanos. Diversos mamíferos silvestres como: ardillas, ratas de Gambia, lirones y primates, son huéspedes naturales del virus. La variabilidad en los síntomas, desde infecciones evidentes hasta casos asintomáticos, complica la detección de la enfermedad en la vida silvestre y dificulta rastrear los orígenes de los brotes.
Actualmente, ya se ha registrado un caso de contagio de humanos a animales domésticos, según la National Geographic “Un galgo italiano de cuatro años en París parece ser el primer perro doméstico infectado con el virus de la viruela del mono.”
El animal desarrolló sospechosas ampollas 12 días después de que sus dueños desarrollaran lesiones llenas de pus. Por consecuencia, se realizaron pruebas al galgo confirmando que era la misma cepa de la viruela del mono que infectó a uno de sus dueños.
No obstante, el profesor de virología veterinaria de la Universidad de Cornell, Colin Parrish, se ha pronunciado: “No hay que exagerar. El riesgo es muy bajo, Con decenas de miles de infecciones en humanos, si los perros fueran muy susceptibles, ya habríamos tenido muchos casos.”
Por otra parte, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) indicó: “Queda por determinar si los perros que contraen el virus pueden transmitirlo a otros animales o incluso a humanos.” A pesar de que los estudios preliminares han propuesto que el virus se transmiten a través de secreciones nasales y heces de ciertos animales, aún no se comprueba si los animales de compañía posean esta capacidad.