La falla de San Andrés no es el único problema que tiene en vilo a Estados Unidos y la zona norte de México, debido al peligro potencial de un terremoto de gran magnitud. Ahora, una grieta marina pronostica un futuro devastador como lo es un movimiento telúrico.
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Según estimaciones de ocho investigadores, la subducción de Cascadia del océano Pacífico se encuentra entre las placas tectónicas de Juan de Fuca y la Norteamericana. Es ahí donde el agua dulce que se escapa funge como un lubricante tectónico que de fallar desembocaría en una intersección entre placas.
De darse este terremoto de gran magnitud, el movimiento telúrico afectaría al lado perteneciente del océano Pacífico. California, Oregón, Washington y regiones de Canadá como Vancouver y British Columbia tendría daños considerables.
En el caso de México, los estados del norte tendrían mayor impacto así como Baja California.
En la zona de varios metros de profundidad existe una “explosión” de diversidad: peces, mexinos, anémonas, cohombros de mar, cangrejos, caracoles, corales blandos y almejas.
Se puede predecir un evento de esta magnitud
Aunque la cultura mexicana relaciona al mes de septiembre con eventos telúricos, la UNAM ha descartado que un fenómeno de este tipo pueda predecirse. La realidad es que la comunidad científica no ha encontrado forma de predecir estos siniestros.
“Hasta hoy, no existe una técnica que permita predecir los sismos. Ni los países como Estados Unidos y Japón, cuya tecnología es muy avanzada, han sido capaces de desarrollar una técnica predictiva de temblores”, comenta el Servicio Sismológico Nacional de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en su sitio web.