En marzo de 2020, en pleno inicio de la pandemia de covid-19, Janet Thomas, una mujer de Swansea, Gales (Reino Unido), notó una mancha marrón en su mejilla derecha.
Pensando que se trataba de un lunar común o una irritación causada por medicamentos, decidió ignorar el síntoma. Lo que jamás imaginó es que esa mancha era un cáncer de piel en estado avanzado.
Síntomas de cáncer de piel que Janet ignoró
La aparición de una mancha en la piel, que progresivamente fue creciendo y oscureciéndose, fue subestimada por Janet, quien siempre había sido cuidadosa con su imagen personal. A pesar de la alteración visible, no acudió a un dermatólogo ni solicitó una revisión médica.
Diagnóstico tardío: el cáncer fue detectado por una enfermera en el hospital
Años después, en medio de un cuadro de neumonía grave y artritis mandibular, Janet fue ingresada de emergencia en el Hospital Morriston, donde fue inducida a coma por seis días para tratar su delicada condición respiratoria.
Durante su recuperación, una enfermera notó que la mancha en el rostro había cambiado de color y forma, signos típicos de cáncer de piel. Decidió derivarla a un especialista en dermatología.
Confirmación del cáncer de piel: la mancha no era un lunar
El dermatólogo confirmó que la lesión cutánea no era un simple lunar, sino un melanoma maligno, uno de los tipos más agresivos de cáncer de piel.
Aunque inicialmente se pensó en tratamiento con medicamentos, los resultados de la biopsia revelaron un cáncer en etapa avanzada.
Cirugía reconstructiva extrema y secuelas emocionales
Los médicos decidieron realizar una cirugía radical para extirpar el tumor, lo que implicó remover toda la mejilla derecha y parte del cuello.
Janet recibió 150 puntos, grapas y quedó con cicatrices profundas, que afectaron considerablemente su autoestima y calidad de vida.
En sus propias palabras, Janet afirma que ya no es la misma. Asegura que evita mirarse al espejo y ha dejado de salir de casa, pues su nariz comenzó a deformarse tras la intervención quirúrgica.