Desde que fue puesto en órbita y mandó su primera imagen, el Telescopio Espacial James Webb ha sido resaltado por sus alcances en las profundidades del Universo. Captar galaxias a miles de millones de años luz, registrar cúmulos estelares o hasta los mismos Pilares de la Creación, son logros que le suelen adjudicar al observatorio orbital de la NASA, ESA, JAXA, Agencia Espacial Canadiense y una decena de empresas privadas.
Sin embargo, esa nitidez y alcance hacen que el Telescopio Espacial James Webb tenga una sorprendente visual de los eventos espaciales que ocurren dentro de nuestro Sistema Solar. Es así como aparece esta impresionante imagen de Saturno, con sus anillos brillando a su alrededor, que nos hacen mirar con emoción a uno de los gigantes gaseosos en nuestro vecindario galáctico.
El Telescopio Espacial James Webb cuenta con un poderoso espejo de 6,5 metros. A mayor tamaño del espejo, mayor será la distancia que se pueda ver con el telescopio. Lo más destacado del superespejo del Webb es que está formado por 18 piezas de berilio recubiertas de oro de 132 centímetros de diámetro cada una.
El James Webb observa el universo en el espectro infrarrojo, mientras que el Hubble lo hace desde longitudes de ondas ópticas y ultravioleta. El Webb puede ver lo que ocurre detrás de grandes nubes de gas y polvo donde se forman estrellas y planetas. Imaginen entonces esas características aplicadas a nuestro Sistema Solar.
Hay que sacarle todo el jugo que se pueda al Telescopio Espacial James Webb. Los científicos dicen que tendría una vida útil de cinco años, pero las agencias espaciales esperan que esté en órbita al menos por 10 años.
¿Por qué durará menos la actividad del Webb que la del Hubble? Por su ubicación. Al estar más lejos de la Tierra, es más complicado enviar una misión para repararlo. De hecho, están descartados futuros arreglos para el telescopio espacial.