Valentina Álvarez, coordinadora gastronómica de Iche restaurante, cuya fuente de inspiración en efecto son las tradiciones y la identidad manabita para resaltar la gastronomía milenaria de esta zona del Ecuador, fue la chef invitada en el capítulo 26 de MasterChef Celebrity Ecuador.
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A los participantes les tocó preparar empanadas en base a la clase que les dio Valentina, donde el plátano verde debía usarse en la masa y ser la estrella del plato. Cuando inició el reto, todos los cocineros aficionados comenzaron por pelar los plátanos y, llamó la atención la forma en que lo hacía Nikki.
La joven artista de la música confesó que se le estaba haciendo difícil pelarlos y que no lograba replicar la técnica que explicó la chef, esto causó risas entre los compañeros y en redes sociales no tardaron en compararla con Sol Vargas de la cuarta temporada.
“Quiero poder lucirme, porque me encanta el verde y es algo que me representa como manaba”, dijo Nikki mientras cocinaba. Sin embargo, la joven recibió mandil negro sin tener que pasar al atril a ser juzgada, al no lograr culminar el reto y no hacer las empanadas.
“No sé que pasó, simplemente la masa se me volvió puré, líquida. Lo intenté hasta último minuto, pero no lo logré”, expresó.
¿Por qué comparan a Nikki con Sol Vargas de la cuarta temporada?
En la cuarta temporada Sol Vargas fue tendencia por su forma peculiar de pelar plátano verde. El hecho ocurrió en el capítulo 28 del reality de cocina, que se centró en las elaboraciones con sazón manabita. De hecho, el programa de esa noche también tuvo como chef invitada a Valentina Álvarez, que representa a la cocina manabita.
Ese día se celebraron dos desafíos dentro del reto de salvación. En concreto la idea fue trabajar una preparación con el plátano verde y el maní. La combinación de ambos es la base por excelencia de los platos manabas.
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Más adelante, cuando la cámara se posó en su desarrollo la toma se enfocó en su mesa de trabajo en el momento en que se disponía a pelar los plátanos verdes. Normalmente, se debe cortar las puntas de los plátanos y hacer varias cortes longitudinales para sacar la cáscara. Todo esto bajo un chorro de agua, para que la piel afloje y las manos no queden pegajosas.
Ninguna de estos pasos cumplió la universitaria quiteña. Más bien tiró la cáscara a la fuerza, sobre una tabla de picar, ayudada con un cuchillo. Alrededor se notó otros plátanos destrozados en este intento por pelarlos.