La reina Isabel II despertó casi todas sus mañanas con el sonido de las gaitas fuera de su ventana, en todas sus residencias del país. El “Piper to the Sovereign” que tocó durante 15 minutos cada día para la soberana británica, entonó su última melodía este lunes 19 de septiembre en la Capilla de San Jorge del Castillo de Windsor.
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Paul Burns, el gaitero que tocaba todos los días a las 09:00, puso fin al servicio fúnebre de Estado en la Abadía de Westminster al entonar “Sleep, Dearie, Sleep” (“Duerme, querida, duerme”), justo antes de que levanten el ataúd de la reina y salieran por la puerta de la abadía.
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Origen de los gaiteros británicos
El rol de los gaiteros con la corona se remonta a 1843, cuando la reina Victoria se enamoró del sonido de este instrumento tras su primera visita a las Tierras Altas de Escocia con el príncipe Alberto. La Reina Isabel II heredó su gusto por esta tradición y la mantuvo durante décadas.
Burns, quien protagonizó el momento más emotivo del funeral de la monarca, fue el gaitero mayor número 17 en realizar una de las más prestigiosas labores de las Fuerzas Armadas de Reino Unido.
Scott Methven, gaitero entre 2015 y 2019, lamentó la pérdida de la reina, ya que manifestó que la consideraba como parte de su familia. Así mismo, la describió como “la mejor jefa que ha tenido” y dijo que era muy “tranquila y divertida” en una entrevista a la BBC.