Su fuerte voz, su estilo rockero y vibra sin igual marcaron la carrera por décadas de Alejandra Duque. Con más de 45 años la conductora radial falleció este viernes 29 de julio dejando un vacío en sus radiodifusores.
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[ “Adiós a una amiga y compañera”; reacciones por la muerte de Alejandra DuqueOpens in new window ]
La Ale se caracterizó por incursionar en la radio a temprana edad, para ser más precisos antes de los 15 años mientras cumplía sus estudios en el colegio Las Llagas. Ella siempre estará agradecida con Carlos Sánchez Montoya, quien fue la persona que la “empujó” de lleno a la radio con su primer proyecto sólido con la Latina.
En una de sus últimas entrevistas, con el programa Sin Perrito Guardián, reveló muchos factores de su esencia. Su risa contagiosa y lo prolijo al momento de expresarse deja ver la preparación que tuvo durante su vida.
Se caracterizó como una mujer amante del rock. La música antigua la volvía local, sobretodo el rock and roll. No era fan de la bachata y mucho menos del vallenato.
Aunque su “locura” fue lo que le permitió migrar de una casa a otra (radios), ese mismo factor le pasaba factura (en buen sentido). Destacaba que no era buena para contar ‘cachos’ ya que se terminaba riendo primero antes de terminar de narrarlos.
En su búsqueda espiritual formó parte de múltiples religiones, por no decir de todas. Sin embargo, encontró la paz, y el ejercicio, en el yoga. Inició con esta faceta en el 2008 y no paró hasta la actualidad.
Su comida favorita fue la salchipapa, una comida popular como el lenguaje que trasmitía al momento de interactuar con cada oyente. No temía abandonar su esencia: complacer a sus usuarios con cada tema musical.
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Destacó, en su entrevista con la cita página, que sus amores platónicos son Channing Tatum (actual) y Sylvester Stallone (pasado). Entre sus mayores anécdotas con famosos, destaca la que experimentó con Chayanne: “es un tipazo, tiene una sonrisa que brilla. Tiene un aura que deslumbra. Me encanta”, indicó.
Sin duda, ahora la radio en Ecuador queda con un enorme vacío ya que su sinónimo de alegría, viveza e ímpetu ha dejado este mundo. Como lo dijo uno de sus compañeros, “un baldazo de agua fría” golpeó a los compatriotas con la partida de Alejandra Duque.