Ahinara, niña ecuatoriana de 7 años, se sometió a una terapia pionera en España para así borrar un tumor cerebral. El instrumento de la Unidad de Protonterapia de la Universidad de Navarra es la pieza central de este tratamiento oncológico.
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El mismo es un tipo de radioterapia que en vez de fotones utiliza protones para destruir los tejidos tumorales. El procedimiento es nuevo, costoso y de alta precisión que apenas está disponible en 20 países; existen 107 espacios de Protonterapia y se enfocan en algunos tipos de cánceres.
Efectos
El reciente tratamiento produce menos daño en los tejidos circundantes y por lo tanto menos efectos secundarios. En sí, los protones atraviesa el cuerpo humano y se concentrar en su dosis máxima contra el tumor y hace que dos o tres milímetros más allá está radiación sea casi nula.
«En estos casos es fundamental minimizar los efectos secundarios en tejidos normales porque cuando los niños sobreviven, y sobreviven masivamente a los cánceres en edad infantil, quedan con secuelas que limitan su vida a largo plazo como adultos», le dice a BBC Mundo el doctor Felipe Calvo, director de la Unidad de Protonterapia de la Clínica Universidad de Navarra.
Ahinara
La niña padecía un tipo de sarcoma cerebral poco común en Europa pero que se ve frecuentemente en América Latina. Sus padres se alertaron cuando de la escuela le informaron que Ahinara padecía vómitos.
«Pensamos que era un cuadro viral o bacteriano, y la llevamos a ver al pediatra. Él pensó lo mismo», rememora su padre. Pero cuando regresaron al hospital porque Ahinara no mejoraba, una serie de análisis y pruebas verbales revelaron que se trataba de algo serio.
La infante, en su primera revisión médica, no podía pronunciar la b. Además, le costaba coordinar movimientos y palabras. Tras ser sometida a una operación para extirpar el tumor, la niña tenía que someterse a radioterapia.
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Los padres de Ahinara tuvieron que solicitar colaboración con instituciones sin fines de lucro para así llegar a la Universidad de Navarra. Ella fue sometida a 30 sesiones de menos de un minuto, una cada día, para así eliminar lo restante del tumor.
De regreso en Ecuador, Ahinara lleva hoy día una vida normal: continúa estudiando en la escuela y jugando con su hermana mayor, Anael, de la que es inseparable, señala BBC