El Cuerpo de Agentes de Control Metropolitano Quito se pronunció ante la denuncia de acoso hacia una mujer. Ella manifestó que un hombre le tocó una nalga y que policías metropolitanos le recriminaron por portar gas pimienta.
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Este hecho, que fue denunciado por la mujer en redes sociales, causó polémica e indignación en los internautas. Por lo cual, dicha institución explicó en un comunicado que la ciudadana fue víctima de acoso sexual.
En la misiva añadieron que tras las investigaciones que realizaron determinaron que los uniformados a quienes ella pidió ayuda, tras sufrir el acoso, «no pertenecen a esta institución».
Los Agentes de Control Metropolitano indicaron que cuentan con personal capacitado para brindar apoyo a las víctimas de acoso sexual. «Además participa en la campaña ‘Bájale al Acoso'». También ratificó su compromiso de brindar apoyo a la ciudadanía de manera oportuna.
El caso
El acoso a una mujer en la calle desató la indignación y la polémica, luego de que agentes la recriminaran por portar gas pimienta para protegerse. La joven señaló en Twitter que un hombre le tocó una nalga en plena calle, en Quito.
La afectada, que en su perfil de Twitter se identifica como Cristina y señala ser ingeniera civil, relató la agresión sufrida cuando se cruzó con cinco sujetos mientras se dirigía a una academia de baile en la zona de Cumbayá, en un valle cercano a Quito.
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«Comentaban algo y se reían, no hice caso y seguí caminando, cuando di 2 pasos literalmente uno de estos tipos se separó del grupo y se acercó a mi y de la manera más natural me agarró una nalga. Me quede fría no sabía que hacer», informó.
Reveló que generalmente cuando camina sola y por calles poco transitadas tiene gas pimienta en la mano, por lo que reaccionó y se lo roció en los ojos al agresor.
Cuando se acercaron dos policías metropolitanos, la mujer les explicó lo sucedido y «lo único que pudieron decirme fue: SEÑORITA SÍ SABE QUE NO ES PERMITIDO TENER GAS PIMIENTA. No aguante más y estallé», escribió en Twitter.
Y agregó que a la llegada de otros policías le dijeron que si quería poner una denuncia debía ir a Quito e «igual hicieron hincapié en que NO ES PERMITIDO PORTAR GAS PIMIENTA. Era la única mujer entre 7 u 8 hombres y todos estaban más preocupados porque tenía un gas pimienta que por(que) un tipo me tocó en la calle».