Ángel Llerena, es un investigador y docente ecuatoriano que propuso la utilización de agua con ozono, en lugar de químicos, para proteger a los cultivos de banano de su principal enemigo, la sigatoka negra.
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Vinculado desde pequeño al agro, el científico ha impulsado esta investigación desde hace 5 años y los exitosos resultados ya son visibles en algunas plantaciones ecuatorianas.
Llerena mira con optimismo la nominación al Nobel por este trabajo, aunque destaca que la falta de apoyo a la ciencia es uno de los principales obstáculos para más reconocimientos de esta magnitud para el país, porque «ideas hay».
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¿Cómo tomó esta nominación a un premio Nobel?
Somos pocos los ecuatorianos que hemos tenido la oportunidad de ser nominados a un premio Nobel. Este es un reconocimiento a una labor que he venido desarrollando desde hace 25 años y, por pertenecer a una sociedad europea de fisiología vegetal, se pudo conocer mi trabajo. Fue en un congreso en Cuba, donde el comité postuló esta investigación realizada en la Universidad donde laboro.
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¿De qué trata la investigación y cuál es su importancia?
En Ecuador se utilizan 5 millones de litros de fungicidas químicos sobre las bananeras para controlar la principal plaga del banano, que es la sigatoka negra. Para evitar ese elemento contaminante, propusimos la utilización de agua con ozono. Esta investigación ya tiene más de 5 años de haberse realizado, pero desde hace tres años obtenemos resultados concluyentes. Es por ello que, actualmente, 5 haciendas bananeras utilizan nuestra metodología.
Y existen más productores interesados en implementarla. Es por eso que hace 2 meses y medio se publicó la patente en el IEPI, que era algo que nos impedía comercializarla. Ahora ya podemos desarrollarla en cualquier bananera en nuestro país o en el mundo.
La patente corresponde a la Universidad en un 60% y en un 40% al investigador.
¿Cómo ve la actividad científica en el país?
Como director del Instituto de investigaciones de la Facultad técnica de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, me ha tocado desarrollar alrededor de 21 proyectos, a pesar de todas los obstáculos y limitaciones. La investigación es un rubro muy caro, no tanto por el investigador, sino por los equipos que hay que adquirir y los reactivos que se utilizan. Quienes hemos tenido la oportunidad de realizar posgrados fuera del país nos ha tocado manejar equipos de alta tecnología, pero cuando regresamos al país y queremos hacer lo mismo, es difícil.
La falta de apoyo del Gobierno también es un factor que dificulta la investigación. Las ideas existen pero falta el apoyo.
Para tener una idea, Perú y Colombia invierten 1 y 1,5 del producto interno bruto en investigación, los países desarrollados entre 7 y 8 %, pero Ecuador apenas el 0,1%. Es muy poco el dinero que hay para investigación, aunque este sea uno de los factores que puede sacar adelante nuestra agricultora. Si no se investiga seguiremos en el subdesarrollo, porque no tendremos oportunidades de tener nuevas variedades, que tengan alto potencial de rendimiento y poder competir con otros países.
¿Cuál es la motivación para dedicar su investigación al agro?
Nací en Quevedo y mis padres tenían una propiedad bananera en el Vergel. Crecí en medio de esta actividad y, aunque a los tres años vine a Guayaquil, siempre estuve vinculado en la actividad. Con la muerte de mi padre en el 79, me hice cargo de esta propiedad y desde los 15 años estuve muy vinculado al trabajo en el campo.
¿Cuál es su próxima investigación en esta área?
Estamos trabajando en la prevención de una de las enfermedades más difíciles en el área bananera: el mal de Panamá raza 4. A pesar de que en Ecuador no la tenemos, trabajamos para prevenirla porque sería una tragedia para la producción bananera en toda América.
Su hijo está siguiendo sus pasos…
Así es, dentro de mi equipo de trabajo también participan estudiantes. Uno de ellos es mi hijo, que ya tiene 5 años en proyectos de investigación. Me enorgullece que mi hijo haya también obtenido algunos logros y premios.
¿Qué expectativa tiene sobre esta nominación?
Estamos muy optimistas porque sabemos que esta investigación no solo sirve para Ecuador sino para todos los países bananeros. Sirve para dejar de contaminar este planeta. Sin embargo, somos muy realistas. En los últimos 11 años, los ganadores han sido alemanes y norteamericanos. Esperamos romper esa racha y ganar el Nobel.