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Venezolanos van y regresan ¿por qué unos salen y otros han decidido volver?

Miles de venezolanos han decidido salir de su país, unos ya se radican en otras naciones pero otros ya han decidido retornar ¿por qué?

(Evelin Rosas/EFE)

Venezolanos que viven en Perú han emprendido un apurado regreso a su país. La misión es recoger a sus familias y regresar antes de que entre en vigor, el próximo 25 de agosto, la decisión de solicitarles pasaporte. Pero, otros retornan a su país con la incertidumbre del futuro que allá les espera.

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En un autobús que conecta Quito con Tulcán, dialogamos con Vic Raiman, de 44 años, quien había salido de Perú. El hombre partió hace cinco días para recoger en su natal Maracaibo a su esposa e hijos.

Aunque su cónyuge no tiene pasaporte y sus hijos pueden ingresar sin problemas, pues no se exige el documento a menores y adolescentes, Raiman apuntó que realizaba el apresurado viaje para evitarse eventuales inconvenientes en su retorno.

PERÚ SOLICITARÁ PASAPORTE A VENEZOLANOS

Ello porque desde el próximo sábado, Lima solicitará pasaporte a los venezolanos. La medida es similar a la que Ecuador anunció el pasado jueves y que entró en vigor el sábado.  Este requerimiento tomó por sorpresa a venezolanos que estaban en tránsito por Colombia solo con la cédula de identidad .

«Yo me vine antes para hacer algo de dinero y ahora me vuelvo por mis dos hijos y mi esposa. Vamos a tener una caminata fuerte pero ya vengo preparado. Mi esposa ya hizo maletas, es llegar y regresarnos», aseveró Raiman. El hombre trabaja en una pesquera en Zorrilla, Perú. En su empleo le dieron un mes de plazo para que regrese.

Aseguró que es la primera vez que trabaja pescando en alta mar. Meses atrás en Venezuela «tenía una línea de mototaxis».

En el control fronterizo de Rumichaca, Raiman selló su pasaporte y emprendió una caminata por Colombia. El venezolano lleva una gran mochila roja a sus espaldas con una almohada amarrada a ella. Se lo ve caminar con unos desgastados zapatos que dejaban ver uno de sus calcetines.

Emprendió el viaje caminando pues no tenía dinero para el autobús. Hoy mantiene la esperanza de encontrar personas solidarias que poco a poco lo vayan acercando a su país, reveló.

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En la zona de migración, constatamos que a primeras horas de hoy no había más de un centenar de venezolanos en la zona. Las personas descansaban sobre esteras y con mantas en un pasillo. Otros se acomodan a las afueras en la fría cerámica a ver pasar las horas. Se cubrían con sábanas como única cobija, pues están varados por no portar pasaporte.

No han emulado la decisión de cientos de sus compatriotas que en los últimos días han desafiado la imposición de pasaporte. Ellos ingresaron y emprendieron largas caminatas en su apuro por llegar a Perú. El destino final es el país del sur antes del 25.

VENEZOLANOS REGRESAN A SU PATRIA, TRAS LARGA TRAVESÍA

Pero la zona fronteriza no sólo es escenario de los que ingresan sino también de quienes, desilusionados, vuelven a su país pese a la crisis.

María Díaz, una profesora venezolana nacida en Mérida, desandaba hoy el camino que hace casi seis meses la trajo a Ecuador.

«Estuve en Guayaquil trabajando como vendedora informal y en Esmeraldas. Pero fuerte la cuestión y decidí regresar porque no hay empleo. Mejor estar en mi casa que algo se puede hacer», dijo. Díaz regresa con otros dos compatriotas de los cinco con los que llegó.

Díaz tiene pasaporte y no quiere ir ni a Perú ni a ningún país de Latinoamérica: «Soy licenciada en educación y tengo un magister en planificación educacional. Debo analizar qué hacemos» en Venezuela, agregó.

«Mi país, a pesar de todo es mi país, y sé que muy pronto, Dios mediante, nuestros problemas se van a solucionar», dijo Díaz de 50 años. A ella la esperan en Venezuela su esposo y su hija de 15 años.

Aseveró que «la vida sigue» y apunta que «no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista». Sostiene que se debe avanzar en los estudios porque «Venezuela va a arreglarse y necesita profesionales, gente que eche para adelante».

Comentó que aunque el salario básico en Ecuador asciende a 386 dólares. A ella le pagaban 240 y un arriendo costaba 250 dólares:

«Había que vivir seis, siete personas para poder costear todo entre todos. Lo que sobraba, poco, se enviaba a Venezuela», agregó. Comentó que en cerca de seis meses logró enviar sólo unos 100 dólares.

Como Díaz, también Luis Alberto Aguilar, que hace dos meses tardó cinco días en llegar a Ecuador, emprendió hoy, con pasaporte en mano, su regreso pues dijo que extraña su familia y su país «a pesar de que en Ecuador no me trataron mal, mi país es primero», subrayó a quien esperan su esposa y dos hijas que no quisieron migrar.

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