Una anciana que falleció hace unos días, designó a su mascota, llamada Gerry, como destinataria de su herencia. Ahora a sus familiares no le queda más remedio que respetar la última voluntad de la señora.
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Y no conforme con haberle dejado más de 36.000 USD, la mujer señaló en el testamento que «en caso de necesidad, los herederos vendan joyas y muebles para proporcionar asistencia veterinaria y garantizar el bienestar» de Gerry.
Por ahora el gato ha quedado al cuidado de su hija, y no parece extrañar mucho a su dueña, según cuenta ella.
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