Visitar Hawái es recibir, desde el primer encuentro, un abrazo con el espíritu “Aloha”, una filosofía local con varios significados, entre ellos “paz” y “bienaventurado seas”. Así te da la bienvenida Maui, una de las islas de este fabuloso archipiélago.
Miles de personas de todo el mundo recorren estas tierras volcánicas, de tan diversos paisajes, donde hay mucho qué ver y hacer. En Maui participé en un taller para escritores, y la verdad es que este tipo de viajes funciona a la perfección para quienes escribimos, pero también para cualquiera que desee reconectarse con la madre naturaleza. No necesariamente tiene que ser en Hawái.
Bastaría cualquier pueblo cercano a tu ciudad. O en las montañas que ves desde tu apartamento, pero que no te has decidido a conocer.
Como afirmaba Albert Einstein: “Mira profundamente en la naturaleza y entonces comprenderás todo mejor”.
A veces seguimos encorvándonos frente a la computadora. Nuestros ojos se conforman con las cuatro paredes de un gimnasio, pudiendo ir más allá, para insuflarnos de esa fuerza vital que solo la naturaleza es capaz de ofrecernos.
Por ejemplo, disfrutar la salida del sol se ha convertido en un hábito raro, dada la dinámica de nuestras vidas. En Maui visité Haleakala National Park, la montaña más alta de Hawái, y aprecié uno de los amaneceres más espectaculares de mi vida. Allí las nubes parecen una cama, porque se deslizan por debajo de ti.
El sistema Ho’oponopono
Hawái también conserva el sistema Ho’oponopono, compuesto de cuatro palabras mágicas que todos deberíamos incorporar permanentemente a nuestras vidas: “lo siento”, “te amo”, “perdóname” y “gracias”. En la lengua local, Ho’oponopono significa “arreglar un error”.
Me encantó constatar que la gente de Maui es sencilla y transparente, lo que ayuda a que uno pase un tiempo totalmente desestresado.
Las personas con las que interactué me recomendaron seguir estudiando el Ho’oponopono, porque en su opinión es la mejor medicina para cuando estamos tristes o preocupados.
A todos agradezco su hospitalidad y cercanía, en especial a Netty y Andrea. Resulta gratificante investigar antiguas filosofías de vida, de las cuales todavía tenemos mucho que aprender.
Honrar a la naturaleza es para mí una prioridad. Sea visitando lugares cercanos a mi propia casa, como los Everglades, en Miami o a miles de kilómetros de distancia, como en Hawái u organizando eventos de integración en la India, la Riviera Maya o Costa Rica, donde los seres humanos volvemos a conectarnos con nuestro espíritu.
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