Estilo de Vida

Abortar, ¿una problemática moral, de derechos o de salud pública?

Según la Organización Mundial de la Salud, 5 millones de mujeres ingresan en hospitales como consecuencia de un aborto peligroso, de ellas 3 millones no reciben atención médica adecuada y aproximadamente 47 mil mueren.

(Vincent Besnault/Getty Images)

Médicamente se puede definir al aborto como “La interrupción espontánea o voluntaria del embarazo antes de las 20 semanas de gestación con un feto que pesa menos de 500 gramos”, según la obstetriz y directora del Cemoplaf Villaflora, Gabriela Rivera.

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En el Ecuador, la probabilidad que tiene una mujer de morir por aborto es del 1,2% , según el documento “MUJERES Y HOMBRES del Ecuador en Cifras III”, realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) en colaboración con ONU Mujeres.

Rivera en su calidad de profesional de la salud, aclara que existen diferentes tipos de aborto: «Diferido: cuando el embrión o feto no presenta actividad; incompleto: expulsión parcial de tejidos fetales; recurrente: pérdida espontánea en 2 o más ocasiones, de forma secuencial o alterna, y terapéutico: terminación médica o quirúrgica del embarazo para prevenir lesiones graves o permanentes en la mujer».

Sin embargo, la estadística que maneja el documento mencionado es imprecisa porque no existen datos concretos de abortos inducidos con tratamientos farmacológicos o practicados en clínicas clandestinas .

La Organización Mundial de la Salud (OMS) demostró que cada año se realizan aproximadamente 22 millones de abortos peligrosos en el mundo, principalmente en países en vía de desarrollo; según una nota descriptiva publicada por la organización en Mayo del 2016.

El documento de la OMS dice que cada año, aproximadamente 5 millones de mujeres, ingresan en hospitales como consecuencia de un aborto peligroso, de ellas 3 millones no reciben atención médica adecuada y aproximadamente 47 mil mueren.

Diferentes perspectivas…

Cristina (nombre protegido), activista que defiende los derechos de las mujeres de interrumpir un embarazo, encasilla al aborto como “la libertad de decisión que deberían tener las mujeres sobre su cuerpo”.

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La prohibición del derecho a abortar es poner en peligro la salud de mujeres que por diversas razones necesitan interrumpir su embarazo, afirma Cristina. Además, agrega que debería ser un asunto de salud pública porque “son cientos los casos de mujeres que mueren por practicarse abortos en condiciones insalubres”.

Por otro lado, Carmita Coronado, miembro de la dirección técnica de Pastoral de la Universidad Politécnica Salesiana sede Quito; define al aborto como un atentado a la vida.

Para Coronado, partiendo de un principio ético-moral, lo fundamental es defender el derecho a la vida de cualquier ser humano. Desde la filosofía cristiana, esto se afianza “en los textos bíblicos, la presencia de Jesús es una presencia que salva vidas”.

Bajo el marco legal, la mujer que provoque su aborto o permita que otro le cause será sancionada con seis meses a dos años de cárcel, según el art. 150 del Código Orgánico Integral Penal (COIP). Para los médicos que realicen abortos la prisión alcanza hasta los 7 años.

Las únicas condiciones en las que el aborto es legal en el país es cuando: está en riesgo la vida de la madre o de por medio está una violación, siempre y cuando la mujer tenga alguna discapacidad mental.

De hecho,esta realidad se expande en toda América Latina. Según la Declaración de la Articulación de Organizaciones de la Sociedad Civil de América Latina y el Caribe , los únicos países que permiten abortos seguros son: México, Cuba, Puerto Rico y Uruguay.

Para Cristina, como activista, la situación de Latinoamérica es preocupante porque “es donde más embarazos adolescentes se registran y por lo tanto donde más se pone en riesgo la vida de las mujeres y niñas al prohibirles abortar de forma segura”.

Coronado, se refiere al aborto como una problemática global que ha existido desde la Edad Antigua, pero que debido a corrientes modernas se busca normalizar la práctica, “es irse en contra de la misma humanidad”.

¿Quiénes abortan?

Según estadísticas que maneja el Cemoplaf, siendo una institución con más de 42 años de experiencia en salud sexual y reproductiva, 125 mil mujeres abortan cada año y en muchos casos se dan en entornos donde “se restringe el acceso a servicios seguros, las mujeres pueden someterse, por la desesperación, a prácticas de riesgo que pueden ocasionar complicaciones o la pérdida de su vida”, afirma la obstetriz Rivera.

Rivera, comenta que  las características de las mujeres que deciden abortar son variadas: “jóvenes, adultas, tienen una pareja o muchas parejas, están casadas o son solteras, estudian o trabajan, son pobres o ricas, tienen alguna discapacidad o no, son mujeres afrodescendientes, indígenas o mestizas, son niñas violadas y/o mujeres víctimas de relaciones abusivas y violentas, creyentes o no creyentes”.

Para la profesional, muchas veces se trata al aborto como un asunto unidimensional relacionado con la interrupción de un embarazo no planificado. No obstante, se trata de mucho más que eso.

Cristina complementa el argumento de Rivera y dice que en su experiencia de acompañamiento a mujeres ha encontrado “matrimonios perfectamente estables que desean abortar, así como niñas de 12 años que ni siquiera tienen acceso a educación”.

Coronado, en cambio, afirma que el aborto es un problema de la sociedad ya que ahora la sexualidad se la ubica como “algo netamente genital”, perdiendo “el amor de pareja”.

Si existe una adecuada educación sexual en toda la sociedad, entonces, incluso se evitarían las violaciones y por lo tanto el aborto sería innecesario, explica Coronado.

Sin embargo, Rivera contrasta explicando que muchas veces el aborto se da por la dificultad para acceder a información y servicios de planificación familiar, decidir no usarlos o experimentar fallas en su método anticonceptivo.

Muchas veces el caso de las adolescentes es el que más preocupa a los profesionales, porque por ingenuidad terminan en lugares inapropiados.

Es el caso de María (nombre protegido). Cuando tenía 15 años tuvo una relación sentimental con un hombre de 27 años. Por presión del varón -según cuenta- la chica terminó teniendo relaciones sexuales con él. Horas después él terminó la relación argumentando que no quería estar con la menor de edad por el siguiente argumento:

Si le ‘aflojé’ a él, lo he de haber hecho con otros».

La decisión de abortar surge después de 20 días cuando María se enteró que estaba embarazada. “Mi mamá me mataba, así que fui con un brujo que con unos remedios podía ayudarme. Me dio unas pastillas y unas aguas”.

Frente a este caso, Cristina aconseja a las mujeres que deseen practicarse un aborto deben acudir a líneas de aborto seguro para tener el acompañamiento psicológico y médico seguro.

Sin embargo, Coronado insiste en que la decisión de aborto es un atentado a la vida.

¿Es peligroso abortar?

Rivera explica que, según la OMS las complicaciones durante el embarazo y la gestación son la segunda causa más frecuente de muerte en adolescentes entre 15 y 19 años. Es decir que dar a luz incluso es más riesgoso que practicarse un aborto.

El problema comienza cuando ‘brujos’, clínicas clandestinas o personas interesadas en el factor económico, mercantilizan “un derecho de las mujeres”, explica Cristina.

De acuerdo a una investigación realizada por Metro Ecuador, acceder a clínicas ilegales a través de internet es tan fácil como escribirlo en el buscador.  Sin embargo, la mayoría de ellas ofrecen líneas de ayuda que proporcionan acompañamiento psicológico y médico si es necesario.

La primera opción dentro de estas páginas es el tratamiento abortivo farmacológico, incluso proporcionan un manual para practicarse un ‘aborto en casa’ y con los «menores riesgos», siempre y cuando la mujer tenga las semanas indicadas de embarazo y cumpla con las condiciones físicas necesarias.

Rivera explica que la clandestinidad no necesariamente significa servicios inseguros, sino que el marco legal impide la legalización de los centros que ofrecen estos servicios.

También argumenta que el aborto realizado en condiciones de riesgo presenta un grave problema de salud pública para el sistema de salud “Las mujeres que cursan un aborto representan una emergencia médica y en algunos casos es una condición de riesgo que pone en peligro la vida y salud de las mismas”, según Rivera.

Incluso explica que, de acuerdo a la evidencia científica, un aborto practicado de forma segura no debería poner en riesgo la vida ni la salud de la mujer, ni siquiera en el futuro.

María, desde su propia experiencia, cuenta que tuvo una hemorragia y que el dolor fue persistente; pero no podía acudir a un centro de salud porque la llevarían presa.

Después de algún tiempo está tranquila y recibe atención psicológica

Yo habría preferido morirme o matarme antes de ir presa o seguir con el embarazo”, dice María.

¿Qué hacer antes o después de abortar?

Lo más importante es recibir la atención psicológica y médica oportuna.  La decisión de abortar debe estar concientizada desde el marco legal, social y económico;  dice Cristina.

Una opción es acudir a los 22 centros amigables de salud del Cemoplaf a escala nacional, con servicios de calidad y con un enfoque de derechos bajo el marco legal ecuatoriano.

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