El fútbol internacional aún intenta asimilar la repentina muerte de Diogo Jota, delantero del Liverpool y figura clave de la selección portuguesa, quien falleció junto a su hermano André Silva en un accidente automovilístico la madrugada del jueves 3 de julio en la autopista A-52, en Zamora, España.
Con el inicio de la pretemporada del Liverpool programado para este lunes, Jota debía regresar a Inglaterra tras unas breves vacaciones.
Sin embargo, decidió no tomar un vuelo por recomendación médica, ya que recientemente se había sometido a una intervención pulmonar que le impedía volar.
Según reveló el periodista Rui Loura, del canal CNN Portugal, el futbolista optó por un viaje terrestre hacia Santander, donde abordaría un ferry rumbo a Plymouth, en el suroeste inglés. Su hermano André, también futbolista, lo acompañaba en el trayecto.
Ambos viajaban en un Lamborghini Urus, un lujoso SUV que terminó completamente calcinado tras salirse de la vía. La Guardia Civil investiga la hipótesis de un reventón de neumático como causa principal del accidente.
La noticia desató una ola de conmoción en el mundo deportivo. Figuras como Cristiano Ronaldo, LeBron James y Darwin Núñez expresaron públicamente su dolor. “Desde donde él esté, estoy seguro de que siempre estará con ustedes”, escribió Núñez a la familia de los fallecidos.
Diogo Jota, de 28 años, no solo era reconocido por su talento en la cancha, sino también por su vida discreta y su profundo apego familiar. Su muerte ha dejado un vacío enorme en el fútbol europeo y en miles de fanáticos que lo siguieron durante toda su carrera.
Una tragedia inesperada truncó un regreso que debía ser el inicio de una nueva temporada. Hoy, el fútbol llora a uno de los suyos.