La “Última Cena” es probablemente uno de los momentos más icónicos que se recuerdan de la vida del Jesús bíblico, un evento en el que compartió una última comida con sus apóstoles antes de ser traicionado por Judas y llevado a la crucifixión. Y por supuesto que este momento de su vida ha sido objeto de fascinación y estudio durante siglos. Aunque la ubicación exacta de este acontecimiento ha sido objeto de debate, un creciente cuerpo de evidencia arqueológica y textual apunta hacia un lugar específico: el Cenáculo en Jerusalén.
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El Cenáculo: Un lugar sagrado
El Cenáculo, ubicado en el Monte Sión, ha sido tradicionalmente considerado como el lugar donde se llevó a cabo la Última Cena. Esta sala, con capacidad para más de 120 personas, ha sido un lugar de peregrinación cristiana desde el siglo IV. A lo largo de los siglos, ha sido representada en numerosas obras de arte y ha sido objeto de veneración por parte de fieles de todo el mundo.
Los arqueólogos han utilizado diversas técnicas para investigar la autenticidad del Cenáculo como el lugar de la Última Cena. Entre las evidencias más significativas se encuentran un mapa de Madaba, creado en el siglo VI, que muestra un edificio con un techo rojo inclinado en la ubicación del Cenáculo, lo que coincide con las descripciones históricas del lugar. Por otro lado, numerosas obras de arte, desde el siglo IV en adelante, representan el Cenáculo y lo vinculan con la Última Cena.
Sin embargo, lo más reciente son estudios que, utilizando tecnología láser, han revelado detalles arquitectónicos del Cenáculo que sugieren que el edificio podría datar de la época de Jesús. Por último, y quizá lo menos relevante desde el punto de vista histórico, el Evangelio de Lucas describe un aposento alto donde Jesús y sus discípulos celebraron la Pascua, lo que coincide con la ubicación elevada del Cenáculo.
Cerca, pero...
A pesar de esta evidencia, los arqueólogos aún enfrentan varios desafíos en la confirmación definitiva de que el Cenáculo es el lugar exacto de la Última Cena. Algunas de las limitaciones incluyen las restricciones impuestas por la sensibilidad religiosa del lugar, que han limitado las excavaciones arqueológicas a gran escala. Además, el edificio ha sido modificado y reconstruido a lo largo de los siglos, lo que dificulta la identificación de las estructuras originales.
Pero, por sobre todo, la interpretación de la evidencia arqueológica y textual es a menudo subjetiva y puede variar entre los expertos. A pesar de estas limitaciones, los investigadores continúan buscando nuevas evidencias que corroboren la identificación del Cenáculo como el lugar de la Última Cena. El uso de tecnologías avanzadas, como la fotogrametría láser y el análisis de imágenes, permite obtener datos más precisos y detallados sobre el edificio.
Si bien, es posible que nunca tengamos una certeza absoluta, la creciente evidencia arqueológica y textual sugiere que el Cenáculo es el lugar más probable donde Jesús compartió su última cena con sus apóstoles. Esta identificación tiene profundas implicaciones religiosas y culturales, y continúa inspirando a millones de personas en todo el mundo.