A las 14 semanas de embarazo, Catherine Mornhineway y su pareja, Andrew Ford, recibieron una noticia que alteró por completo sus vidas: su bebé tenía anencefalia, una condición que impide el desarrollo completo del cerebro y el cráneo y que no es compatible con la vida. La información médica fue clara, pero la decisión no fue inmediata.

La escena que marcó la diferencia
La respuesta llegó desde un lugar inesperado. Catherine vio un episodio de Grey’s Anatomy en el que una madre, enfrentada al mismo diagnóstico, continuaba su embarazo para donar los órganos de su hija.

Esa escena abrió una posibilidad que hasta entonces no había considerado.
Cuatro días que lo significaron todo
La bebé, a quien llamaron Haven, nació en un hospital de Florida y vivió cuatro días en cuidados intensivos. En ese tiempo, sus padres la acompañaron y pudieron despedirse.
Con autorización médica, incluso la llevaron al jardín del hospital para que sintiera el sol por primera vez.
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Una decisión que dio vida a otros
Tras su fallecimiento, los padres autorizaron la donación de órganos a través de una organización especializada en trasplantes. Gracias a esa decisión, otros bebés que esperaban un trasplante recibieron una nueva oportunidad de vida.

