Bajo el lema “La pirotecnia no es súper”, la Alcaldía de Guayaquil ha puesto en marcha una ambiciosa campaña de concienciación ciudadana que busca transformar la manera en que los guayaquileños celebran las fiestas de fin de año.
La iniciativa municipal surge como una respuesta urgente ante las estadísticas de quemaduras, amputaciones y el grave impacto emocional que los explosivos generan en niños, mascotas y el ecosistema urbano.
Aunque el estruendo y las luces se han vuelto una costumbre arraigada, el Municipio advierte que no existe un “superpoder” que proteja a quienes manipulan pólvora.
Los accidentes por pirotecnia no solo dejan secuelas físicas permanentes, sino que también afectan profundamente a los sectores más sensibles de la sociedad:
- Niños con discapacidad: Los ruidos intensos y repentinos pueden provocar crisis de ansiedad y desorientación.
- Bienestar animal: Perros, gatos y la fauna silvestre sufren niveles extremos de estrés, lo que a menudo termina en huidas, atropellamientos o paros cardíacos.
- Impacto ambiental: La liberación de sustancias químicas durante las explosiones deteriora la calidad del aire en la ciudad, afectando la salud respiratoria de todos.
El objetivo de la campaña es promover un cambio cultural donde la tradición no se traduzca en sufrimiento.
“Celebrar con cuidado y conciencia significa proteger vidas humanas, animales y el entorno”, señala el comunicado oficial del cabildo.
Desde el Municipio se hace un llamado directo a los padres de familia para que eviten la compra de explosivos y opten por alternativas de celebración seguras.
