El país entero se prepara este 24 de diciembre para la cena de Nochebuena, los abrazos y el brindis. Sin embargo, lo que empieza como una celebración puede terminar en una tragedia irreparable si se decide tomar el volante tras haber bebido.
En Ecuador, la línea entre la legalidad y el delito es sumamente delgada: el límite máximo permitido es de apenas 0,2 gramos de alcohol por litro de sangre.
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Para entender por qué el límite es tan bajo, es necesario comprender la fisiología del consumo. Según especialistas médicos, el alcohol es una de las pocas sustancias que no requiere digestión; se absorbe directamente a través de las paredes del estómago y el intestino delgado, pasando al torrente sanguíneo en cuestión de minutos.
“El hígado es el encargado de metabolizar el alcohol, pero solo puede procesar aproximadamente una unidad estándar por hora. Cuando bebemos más rápido de lo que el hígado puede trabajar, el alcohol sobrante circula por el cerebro, afectando inmediatamente la visión periférica, los reflejos y la capacidad de juzgar distancias”, explica el doctor Rodrigo Ross, gastroenterologo.
¿Si tomo solo una cerveza se refleja el alcohol en la sangre? Esto dicen los especialistas:
Una cerveza (330ml) de 3 a 5 grados: Es suficiente para rozar o alcanzar el límite de 0,2g/l.
Una copa de vino (12 grados): Suele marcar entre 0,2 y 0,3g/l, poniéndote inmediatamente en el radar de las sanciones.
Un vaso de whisky o shot de tequila (40% de alcohol): Estas bebidas blancas disparan los niveles por encima de 0,5g/l, entrando directamente en la escala de prisión debido a su alta concentración.
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“Es un error común pensar que una sola cerveza no afecta. Para un adulto promedio, 330 ml de una cerveza de 5 grados son suficientes para alcanzar el umbral de los 0,2 g/l. A partir de ahí, el sistema nervioso central empieza a presentar una leve euforia que reduce la percepción del riesgo”, explica el Dr. Carlos Nieto, especialista en medicina interna.
Por su parte, sobre las bebidas de mayor graduación, la Dra. Elena Rodríguez, toxicóloga, advierte:
“El impacto de los destilados es drástico. Un solo shot de tequila o un vaso de whisky de 40 grados puede disparar los niveles por encima de 0,5 g/l de forma casi instantánea. Al ser alcohol concentrado, el cuerpo no tiene tiempo de procesarlo antes de que este nuble las funciones motoras esenciales para operar un vehículo”.
La cruda realidad: Guayaquil y Quito, las ciudades con mayores sancionados
Las festividades de diciembre suelen disparar el descontrol en las calles. Según la Agencia Nacional de Tránsito (ANT), el consumo de alcohol, junto al exceso de velocidad y el uso del celular, son las principales causas de siniestros.
En lo que va de 2025, las cifras son una alerta roja: En Quito: Hasta noviembre, la AMT reportó 648 conductores aprehendidos por embriaguez. Hasta septiembre, el alcohol causó 335 siniestros, dejando 17 fallecidos.
En Guayaquil, la ciudad lidera la tasa de mortalidad vial con 7,66 fallecidos por cada 100 accidentes. La tendencia de muertes en las vías ha subido un 23% este año.
Sanciones
El Código Orgánico Integral Penal (COIP) es severo. Si usted conduce un vehículo particular, las sanciones del Artículo 385 se dividen así:
- Nivel de 0,3 a 0,8 g/l: Multa de un salario básico (SBU), pérdida de 5 puntos y 5 días de cárcel.
- Nivel de 0,8 a 1,2 g/l: Multa de dos SBU, pérdida de 10 puntos y 15 días de cárcel.
- Más de 1,2 g/l: Multa de tres SBU, suspensión de la licencia por 60 días y 30 días de cárcel.
Transporte Público y Pesado: La tolerancia es casi nula (límite de 0,1 g/l). Superarlo implica la pérdida de 30 puntos y 90 días de prisión.
Según el Art. 376 del COIP, si un conductor ebrio causa un accidente donde muere una persona, la pena es de 10 a 12 años de prisión y la revocatoria definitiva de la licencia.
Sobre el rigor de la ley, el Abogado Fernando León, experto en materia legal, explica:
“Es imperativo que la ciudadanía comprenda que el COIP busca prevenir la pérdida de vidas. Un accidente bajo estado de embriaguez cambia la figura jurídica de un accidente de tránsito común a un delito con penas privativas de libertad que no admiten medidas sustitutivas fácilmente. Manejar ebrio no es una contravención menor, es una puesta en peligro de la seguridad pública”.
Si bebe, no conduzca
Este 24 y 25 de diciembre, la recomendación es una sola: Si bebe, no conduzca. El uso de taxis, conductores elegidos o simplemente quedarse a dormir en el lugar del festejo son decisiones que salvan vidas. No permita que una noche de alegría se convierta en una tragedia legal y humana irreparable.