Un tribunal de Aquisgrán, en el oeste de Alemania, sentenció a 8 años y 6 meses de prisión a un hombre identificado como Fernando P., de 61 años, por drogar y violar sistemáticamente a su esposa durante al menos 15 años, además de grabar los abusos y comercializarlos en Internet.
El caso, que se hizo público en 2024, ha generado conmoción en Alemania y en Europa por la duración de los abusos, la planificación del delito y el uso de psicofármacos para someter a la víctima dentro del propio domicilio conyugal.
Drogas, abusos sexuales y grabaciones
Según lo expuesto en el juicio, Fernando P., de nacionalidad española, utilizó barbitúricos, un tipo de medicamento con efectos calmantes y depresores del sistema nervioso central, para sedar a su esposa y cometer agresiones sexuales de forma reiterada mientras ella se encontraba inconsciente.
Las investigaciones determinaron que el agresor filmó los ataques sexuales y posteriormente difundió y vendió el material a través de chats grupales y plataformas de Internet, vulnerando gravemente la intimidad y la dignidad de la víctima.
La Fiscalía logró incorporar al proceso 34 grabaciones, de las cuales cuatro evidencian violación agravada y lesiones corporales graves, de acuerdo con el expediente judicial.
Los cargos y la sentencia
Durante la audiencia, el acusado ingresó al juzgado cubierto completamente, ocultando su rostro y manos. El tribunal lo declaró culpable de violación, lesiones personales graves, coacción sexual agravada y atentado contra la esfera personal de la víctima mediante la difusión de imágenes.
Aunque los abusos se habrían extendido por más de 15 años, el tribunal solo lo condenó por los delitos cometidos entre 2018 y 2024, periodo sobre el cual existían pruebas suficientes. El acusado fue absuelto de otros cargos, aunque la corte no precisó cuáles.
La Fiscalía había solicitado una pena mínima de 10 años, mientras que la defensa pidió un máximo de 8 años de prisión. Finalmente, el tribunal impuso una condena de 8 años y 6 meses, que aún no es definitiva, ya que el fallo puede ser apelado.
Perfil del agresor y estado del caso
Fernando P. es bombero voluntario retirado y trabajaba como conserje en una escuela privada. Con la víctima tuvo dos hijos. Las investigaciones están a cargo de la Oficina Federal de lo Criminal de Alemania (BKA), que tomó el caso tras recibir información y pruebas aportadas inicialmente por un periodista.
Un patrón que se repite en Europa
Aunque este es el primer caso de este tipo juzgado en Alemania, organizaciones feministas como “Nur Ja Heisst Ja” (Solo Sí Significa Sí) advierten que la violencia sexual facilitada por drogas no es un hecho aislado.
En 2024, se conoció un caso similar en Hamburgo, donde un hombre compartió material sexual de su esposa mientras estaba drogada; sin embargo, el agresor murió antes de ser juzgado.
Este proceso judicial también se da un año después del caso de Gisèle Pelicot, en Francia, quien fue drogada por su esposo y abusada sexualmente durante una década por él y decenas de desconocidos. En ese caso, 51 hombres fueron declarados culpables por violación o agresión sexual.
Las autoridades alemanas consideran que este tipo de delitos revela formas extremas de violencia de género, cometidas en entornos domésticos y facilitadas por el uso de sustancias químicas, así como por la difusión criminal de los abusos en entornos digitales.