Dos días después del fatal accidente vial en la vía entre Segovia y Remedios, en Antioquia, que dejó 17 personas fallecidas, entre ellas 16 recién egresados del Liceo Antioqueño de Bello, continúan saliendo a la luz los testimonios de quienes lograron sobrevivir a la tragedia.
Uno de ellos es Nicolás Ochoa Vahos, de 18 años, quien emergió con vida de los escombros luego de que el bus en el que viajaban 37 personas rodara cerca de 40 metros por un abismo, tras regresar de un paseo de grados en Tolú.
“Después del impacto abrí los ojos y me di cuenta que de milagro estaba vivo”, relató el joven en declaraciones recogidas por El Colombiano.
El viaje que terminó en tragedia
El grupo de estudiantes había culminado su celebración de graduación tras un viaje planeado durante meses. Según contó Nicolás, el paseo fue ofrecido desde que cursaban décimo año, con un sistema de pagos mensuales que incluía varias actividades y finalmente la excursión.
La salida de regreso hacia Medellín estaba prevista para la tarde del 13 de diciembre, pero se retrasó cerca de una hora por supuestos problemas mecánicos, entre ellos una falla en la batería del bus.
Durante el trayecto final, Nicolás comenzó a notar algo inusual.
“Llegadas las 2:00 a.m. sentí que el conductor iba rápido, tanto que al ir al baño se tuvo que sostener muy fuerte de los asientos para no caerse”, relató.
Poco después, ocurrió el siniestro.
“Íbamos en una recta y de la nada sentí un cambio impresionante en la dirección… lo único que hice fue cerrar los ojos y pensar que me iba a morir”, recordó.
Atrapado entre los escombros
Tras el impacto, Nicolás quedó atrapado bajo grandes troncos.
“Tenía encima de mí tres palos grandes que me impedían moverme. Sentía la sangre que me corría por la cara… del dolor y la adrenalina me quedé quieto”, contó.
El joven logró liberarse y comenzar a ascender entre la maleza y la neblina, aferrándose a un tubo de desagüe, mientras escuchaba los gritos de auxilio de sus compañeros.
“Yo le pedía a Dios y a mi papá que no me dejaran morir”, dijo, recordando a su padre, fallecido hace cuatro años.
La decisión que marcó la diferencia
Nicolás cree que una decisión aparentemente simple le salvó la vida: quedarse sentado en la parte delantera del bus.
Su amigo Mateo Castaño, una de las víctimas, se había sentado junto a él al inicio del viaje, pero luego decidió trasladarse a las bancas traseras.
“Él se fue hacia atrás y yo me quedé adelante”, recordó.
De los siete estudiantes de su salón que viajaban en el bus, solo dos sobrevivieron.
“De siete que íbamos de mi salón, solo nos salvamos dos”, dijo Nicolás, visiblemente afectado por la pérdida de sus amigos.
Duelo y homenajes
El saldo del accidente fue devastador: 17 personas murieron, incluido uno de los conductores, mientras que 15 jóvenes continúan hospitalizados.
La comunidad educativa del Liceo Antioqueño realizó una emotiva velatón en honor a las víctimas, mientras las familias se preparan para funerales colectivos.
Nicolás, quien cumplió 18 años el pasado 3 de octubre, asegura que tras la tragedia “volvió a nacer”, cargando ahora con el dolor de la pérdida, pero también con la responsabilidad de contar lo vivido.