El presidente Donald Trump volvió a situar la inmigración en el centro del debate político estadounidense al afirmar que Somalia es uno de los países cuyos migrantes ya no quiere recibir Estados Unidos, reforzando una postura que mezcla seguridad nacional, retórica electoral y decisiones administrativas. Sus declaraciones, realizadas en un discurso en Pensilvania, reavivan una controversia global por el lenguaje utilizado y por las consecuencias humanitarias y políticas de una prohibición migratoria ampliada.
Trump calificó a Somalia como un país “inmundo, sucio y repugnante”, y sostuvo que EE. UU. no debería aceptar migrantes provenientes de lo que describió como “países de mierda”, retomando una expresión que negó haber pronunciado en 2018 y que ahora reconoció públicamente. En su mensaje, incluyó también a Afganistán y Haití dentro de una pausa permanente a la migración del llamado Tercer Mundo, según sus palabras.
¿Qué países están incluidos en la nueva prohibición migratoria?
De acuerdo con el propio Trump, 19 países quedaron incluidos en la prohibición anunciada recientemente, entre ellos Somalia y Afganistán. La medida se produce tras un tiroteo en Washington, D.C., cometido presuntamente por un ciudadano afgano que ingresó a EE. UU. en 2021. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, indicó que la lista podría ampliarse hasta 30 países, según evaluaciones en curso.
¿Cuál es el trasfondo político y social de estas declaraciones?
Trump también vinculó su rechazo a Somalia con casos de fraude en Minnesota atribuidos a personas con vínculos con ese país, y lanzó ataques verbales contra la congresista Ilhan Omar, de origen somalí. Estos comentarios han sido interpretados por analistas como un endurecimiento del discurso antimigrante de cara a un escenario político cada vez más polarizado.
¿Qué consecuencias puede tener para la migración y la imagen internacional?
La exclusión explícita de Somalia impacta directamente en solicitantes de asilo y refugiados, un colectivo históricamente afectado por conflictos armados y crisis humanitarias. Organismos de derechos humanos han advertido que estas políticas profundizan la estigmatización y debilitan el liderazgo moral de Estados Unidos en materia de protección internacional.

