Lo que debía ser un recuerdo inolvidable para Peter, un aficionado en fase terminal, terminó convirtiéndose en una profunda decepción. El hombre, cuyo último deseo era ver un partido del Ajax junto a su hijo, fue invitado al estadio Johan Cruyff ArenA gracias a la organización WensenAmbulance, que gestionó su ingreso en camilla y con personal de cuidados paliativos.
El sueño se hizo realidad… por solo seis minutos.
A las 20:00, el árbitro dio el pitazo inicial del encuentro entre Ajax y Groningen, y Peter pudo ver a su equipo en vivo por última vez. Sin embargo, al minuto 6, la barra local encendió bengalas y lanzó pirotecnia al campo, lo que obligó a detener el partido de inmediato. El humo tardó más de 40 minutos en disiparse.
“Después de solo cinco minutos, todo salió mal”, lamentó WensenAmbulance en un comunicado. El juego se intentó reanudar, pero apenas diez segundos después, volvieron a encenderse fuegos artificiales, obligando al árbitro a suspender el partido definitivamente.

La situación puso en riesgo la salud de Peter, por lo que su equipo médico decidió evacuarlo rápidamente del estadio. Regresó al hospicio triste y frustrado. El club, según reportó la organización, brindó una salida segura y un peluche de la mascota Brammetje como gesto de apoyo.
Las autoridades deportivas anunciaron que el partido se reanudará a puerta cerrada, y ofrecieron que Peter fuese el único espectador presente. Sin embargo, su condición de salud empeoró y ya no pudo asistir.
En lo deportivo, el encuentro —que finalmente se jugó sin público— terminó con victoria 2-0 del Ajax sobre Groningen. En lo humano, quedó la historia de un último deseo interrumpido por la irresponsabilidad de una parte de la afición.

