Han pasado más de once años desde el crimen de Iván Hortiguera, el adolescente de 16 años que murió el 6 de enero de 2012 tras ser arrojado desde el séptimo piso de un edificio en Pergamino, Argentina. El responsable, Norberto Fabián Núñez, vigilador privado y padre de la novia del joven, cumple reclusión perpetua por homicidio agravado por alevosía.
Según la investigación judicial, Núñez encontró a Iván durmiendo junto a su hija de 14 años y lo acorraló con una amenaza: “Si no te tirás, te tiro”. Testigos declararon que el hombre golpeó brutalmente al adolescente antes de arrojarlo al vacío. Peritos confirmaron que Iván ya estaba inconsciente cuando cayó.
La hermana de la víctima, Lucía Hortiguera, relató que fue la primera en enterarse del hecho, aunque con una versión falsa: la hija de Núñez llegó a su casa y le dijo que Iván “se había tirado”. Minutos después, su familia confirmaría la tragedia.

La reconstrucción del caso reveló antecedentes de violencia y rechazo del acusado hacia la relación entre los jóvenes. Una vecina declaró haber escuchado a Iván suplicar: “Por favor, no me tire”. Los testimonios fueron clave para derrumbar la versión del homicida, que aseguraba que el joven “se había soltado”.
En 2014 llegó la condena, y en 2016 la Suprema Corte bonaerense dejó firme la pena de reclusión perpetua, cerrando cualquier posibilidad de apelación.
Para la familia, el dolor sigue intacto. “Iván era un chico de buen corazón”, dijo Lucía a medios locales. “Estamos obligados a vivir sin él, pero vamos a recordarlo hasta el último día”.
El crimen de Iván Hortiguera continúa siendo uno de los casos más conmocionantes de la ciudad de Pergamino, marcado por la brutalidad del ataque y el peso del testimonio familiar.

