Las autoridades de Mali, en África, investigan el brutal asesinato de la influencer Mariam Cisse, una joven de 23 años muy popular en redes sociales, quien fue secuestrada y ejecutada públicamente por presuntos integrantes del grupo yihadista Jama’at Nasr al-Islam wal-Muslimin (JNIM), vinculado a Al Qaeda.
El crimen ocurrió el 6 de noviembre en la ciudad de Tonka, mientras la creadora de contenido realizaba una transmisión en vivo desde una feria local. En el video, que circula parcialmente en redes sociales, se observa a Cisse sorprendida cuando varios hombres armados irrumpen en el lugar y la obligan a bajar del escenario.
Testigos señalaron que los atacantes la acusaron de colaborar con el ejército de Mali por sus publicaciones en TikTok, donde aparecía usando ropa militar y compartía mensajes de apoyo a los soldados. “Ella solo hablaba de esperanza y unidad. Amaba a su país”, relató su hermano entre lágrimas a medios locales.
Tras ser secuestrada, la transmisión se interrumpió abruptamente. Horas después, su familia denunció su desaparición, pero las autoridades no lograron encontrarla a tiempo.
Al día siguiente, los agresores la llevaron hasta la Plaza de la Independencia de Tonka, donde la ejecutaron frente a decenas de personas, incluida su familia. Según el testimonio de su hermano, la obligaron a arrodillarse antes de dispararle.
“La acusaron falsamente de traición. Ella no hizo nada malo. Solo apoyaba a los soldados que protegen al pueblo”, declaró uno de sus familiares.
La Policía de Mali informó que el caso está en investigación, aunque hasta el momento no hay detenidos ni se ha confirmado la identidad de los responsables.
Mariam Cisse contaba con más de 90.000 seguidores en TikTok y se había convertido en una figura influyente entre los jóvenes de Mali por su mensaje de optimismo y defensa del orgullo nacional.
Su muerte ha provocado una ola de indignación y homenajes en redes sociales con mensajes como “Justicia para Mariam” y “Tu voz no será silenciada”, que se han convertido en tendencia en el país.
El cuerpo de la influencer fue enterrado en una ceremonia sencilla. En su tumba, familiares y amigos colocaron flores, fotografías y carteles con mensajes de esperanza.
El caso reaviva el debate sobre la libertad de expresión en redes sociales y la protección de comunicadores y creadores de contenido en regiones afectadas por el extremismo armado.