En el Hospital Universitario Infantil de Magdeburgo, Alemania, una bebé nació con solo 24 semanas de gestación y 300 gramos de peso. Su tamaño era tan pequeño que cabía en la palma de una mano, pero los médicos se negaron a rendirse.

Semanas críticas y un equipo incansable
Durante siete semanas, la pequeña permaneció conectada a un respirador. El doctor Ralf Böttger, jefe de Neonatología, explicó que atender a un bebé tan prematuro “exige precisión absoluta en cada decisión médica”.
[ Así fue el doble asesinato en Cuenca: cámara captó el ataque en Ordóñez LassoOpens in new window ]

Contra todo pronóstico
A pesar de que solo uno de cada cuatro bebés tan prematuros sobrevive en el mundo, la niña respondió con fuerza. A las ocho semanas respiró por sí sola y fue dada de alta poco después. Hoy se encuentra sana y en pleno desarrollo.

El hospital la describe como “un pequeño milagro con una gran voluntad de vivir”. Su historia se suma a otras que han marcado la neonatología mundial, recordando que, a veces, los milagros pesan solo 300 gramos.

