El Teatro Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana se ha convertido en un altar de flores, aplausos y lágrimas. Desde las 17:00, cientos de personas llegan para rendir homenaje a Paulina Tamayo, La Grande del Ecuador, quien es velada en un espacio abierto al público.
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Familias enteras, artistas, amigos y admiradores han formado largas filas que rodean el teatro. Cada paso dentro del recinto está acompañado de música: los acordes de los pasillos y albazos que hicieron inmortal su voz suenan suavemente al fondo, creando una atmósfera de recogimiento y amor.


Una despedida multitudinaria
El ingreso se mantiene constante y ordenado, se ha dispuesto un operativo especial para controlar el flujo de personas. Dentro del salón, el féretro de Paulina Tamayo está rodeado de arreglos florales y una gran fotografía.
Un velorio lleno de música y cariño
Entre lágrimas, aplausos y cantos espontáneos de sus canciones más recordadas, mientras la gente corea en silencio letras como Romance de mi destino y Callecita de amor.
El velorio continuará de forma ininterrumpida hasta las 10 de la mañana del miércoles 22 de octubre, cuando el cuerpo de la artista será trasladado a la Basílica del Voto Nacional para la misa de despedida, cumpliendo uno de los pedidos que dejó en vida.
Hoy, el Teatro Nacional no es solo un lugar de despedida, sino un reflejo del cariño de un pueblo que la vio nacer, cantar y convertirse en leyenda.