Finalmente, la australiana, Erin Patterson, de 50 años fue condenada a cadena perpetua tras ser hallada culpable del asesinato de tres familiares mediante envenenamiento con hongos.
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La mujer podrá solicitar libertad condicional dentro de 33 años, indicó la justicia australiana.
La tragedia se dio en julio de 2023, en Leongatha, cuando las víctimas fueron invitadas por Erin a su casa y comieron un plato tradicional preparado por la mujer.

Ella había fingido un diagnóstico de cáncer como pretexto para reunirlos. Afirmó que quería que le aconsejaran cómo le podría dar la noticia a sus dos hijos, quienes no estuvieron en el almuerzo.
Sin embargo, la comida fue contaminado con el hongo de la muerte, Amanita phalloides, que es uno de los más letales del mundo.
Las víctimas fueron: sus exsuegros, Don y Gail Patterson, la hermana de Gail, Heather Wilkinson, y su esposo, Ian Wilkinson.

El exesposo de Erin, Simon Patterson, se salvó ya que dijo que no asistiría ya que le causaba incomodidad la reunión.
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Así fue el juicio que conmocionó a Australia:
Luego de 11 semanas de juicio, Erin Patterson fue declarada culpable del asesinato de Don, Gail y Heather. El esposo, Ian, sobrevivió luego de semanas de estar hospitalizado.
El juez, Christopher Beale, dio a conocer las causas agravantes como la planificación del crimen y la falta de colaboración de la mujer con el personal médico, ya que no informó sobre los hongos venenosos.
El caso causó más indignación ya que Patterson nunca mostró rasgos de remordimiento, lo que influyó en la decisión judicial.
Por los tres asesinatos Erin recibió cadena perpetua y recibió 25 años más por el intento de asesinato a su esposo. Todas deben ser cumplidas de forma simultánea.
Ante eso, la mujer cuando tenga 83 años podrá solicitar una libertad condicional.
Falta de compasión y responsabilidad
El juez también indicó que Patterson no quiso colaborar con los médicos ya que eso pudo haber salvado las vidas de las víctimas.
“Nunca sabremos si revelar el uso de hongos recolectados habría salvado vidas; su falta de remordimiento echó sal en las heridas de todas las víctimas”, afirmó.
El caso ha conmocionado a Australia por la meticulosidad del crimen y la aparente indiferencia de la acusada hacia sus familiares, marcando un precedente en la justicia australiana en crímenes por envenenamiento.