Ben Millin, un hombre británico de 32 años, ha sido condenado a casi tres años de prisión tras una serie de estafas amorosas que afectaron emocional y financieramente a varias mujeres en el Reino Unido. Su modus operandi consistió en crear lazos afectivos rápidos y profundos para luego manipular a sus víctimas con historias falsas, promesas rotas y un sinfín de mentiras.
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Una red de mentiras
De acuerdo con una publicación en el sitio oficial de la Policía de Avon y Somerset es la en Inglaterra, Millin comenzó su estafa con Fiona en julio de 2021, relatando historias trágicas sobre su familia y pidiendo dinero supuestamente para gastos urgentes. La situación escaló cuando prometió un viaje a España y luego desapareció tras fingir una enfermedad cardiaca. Fiona descubrió la verdad al verlo en las noticias: Millin estaba en prisión por fraude.
Liberado en diciembre de 2022, Millin no tardó en encontrar una nueva víctima, Charlotte. A través de Instagram, inició una relación fingiendo ser asesor de ventas con altos ingresos. La manipulación emocional incluyó falsas enfermedades y vacaciones inexistentes. En total, le robó £20.000 (aproximadamente a USD 25.400), dinero que Charlotte había heredado tras la muerte de su padre.
Una adicción costosa y nuevas víctimas
La policía descubrió que Millin gastaba £5.500 (equivale aproximadamente a USD 7.000) mensuales en apuestas online y utilizó tarjetas de crédito a nombre de Charlotte y su casera. Poco antes de ser arrestado, conoció a Chloe, a quien también envolvió en un mundo de ficciones, asegurando que era psicólogo del equipo olímpico.
Durante sus tres meses de relación, Chloe fue víctima de historias manipuladoras sobre tragedias familiares, enfermedades y hasta situaciones de emergencia inventadas. Millin creó escenarios completos para ganarse la confianza y explotar emocionalmente a sus parejas.
Condena y consecuencias
Ben Millin fue declarado culpable de cuatro cargos de fraude por falsa representación. En julio de 2025, fue sentenciado a 34 meses de prisión y se le impusieron órdenes de alejamiento hacia sus víctimas, así como una orden de prevención de delitos graves por cinco años.
El impacto invisible
Fiona, Charlotte y Chloe han denunciado secuelas profundas en su salud mental. Diagnósticos como trastorno de estrés postraumático, ansiedad generalizada y depresión han sido algunas de las consecuencias. Además del impacto financiero, cada una perdió algo más doloroso: la confianza en las personas y en sí mismas.
Una alerta a otras posibles víctimas
Las autoridades destacan la valentía de estas mujeres al denunciar a su agresor. La policía cree que pueden existir más víctimas y hace un llamado a reportar casos similares. La historia de Millin no solo evidencia un patrón de manipulación emocional y financiera, sino también la necesidad urgente de visibilizar y combatir el fraude romántico.