Una discusión doméstica trivial se convirtió en el detonante de un crimen brutal en Alangasí, parroquia rural del suroriente de Quito. Jean Pierre P. P., un ingeniero de 30 años, fue sentenciado a 40 años de prisión por el asesinato de su madre, con quien compartía el hogar. Todo comenzó por un reproche cotidiano: la mujer le reclamó por no tender su cama.
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La pelea escaló con violencia y terminó en un hecho atroz. Jean Pierre estranguló y asfixió a su madre en el interior de su vivienda. La falta de control y su respuesta desproporcionada lo llevaron a tomar una segunda decisión impactante: intentar encubrir el asesinato.
Compró una maleta negra, introdujo el cuerpo de su madre y lo arrojó en una zanja. Luego, acudió a la Policía para reportarla como desaparecida, asegurando que había salido de casa y no había regresado. Sin embargo, los indicios lo alcanzaron rápidamente.
Las investigaciones de la Fiscalía, apoyadas en archivos de cámaras de seguridad, pruebas forenses, rastros de ADN y contradicciones en su versión, permitieron reconstruir el crimen. El 13 de septiembre de 2024, diez días después del asesinato, Jean Pierre fue detenido. Se había comprobado que planeaba salir del país.
Durante el juicio, el acusado declaró que no tuvo intención de matar a su madre. Dijo que la discusión se había salido de control. Sin embargo, el testimonio de la perita que evaluó su personalidad fue determinante: no sufre de trastornos mentales, pero presenta impulsividad extrema, falta de planificación y escaso control emocional.
El Tribunal de Garantías Penales dictó la pena máxima agravada, invocando el artículo 47, numeral 21 del Código Orgánico Integral Penal y el artículo 10 de la Ley para Prevenir la Violencia Contra la Mujer. Además, se ordenó una reparación integral de USD 20.000 a los herederos de la víctima.
Este caso deja en evidencia que los conflictos familiares pueden escalar con consecuencias irreversibles cuando existen rasgos de descontrol e impulsividad no tratados. Una cama sin tender no debería ser el motivo para acabar con una vida. Sin embargo, fue el inicio del crimen que conmocionó a Quito en 2024.