Jean Pierre P. P., ingeniero de 30 años, fue sentenciado a la pena máxima de 40 años de prisión por el asesinato de su madre, en un caso que ha impactado por su brutalidad y por las declaraciones del propio sentenciado. “No quise hacerle daño, pero cuando me di cuenta, ya estaba muerta”, dijo ante el Tribunal, intentando justificar su acción como un impulso fuera de control.
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El crimen ocurrió entre la noche del 2 y la madrugada del 3 de septiembre de 2024, en la vivienda que ambos compartían en Alangasí, Quito. Según la versión oficial de la Fiscalía, Jean Pierre asfixió y estranguló a su madre tras una discusión. Luego compró una maleta negra, escondió el cuerpo y lo arrojó en una zanja. Posteriormente, denunció falsamente que su madre había desaparecido.
Aunque intentó mantener la impunidad, 18 videos de cámaras de seguridad, pruebas forenses y ADN lo ubicaron en la escena del crimen. La maleta usada tenía rastros genéticos de ambos. Además, la Fiscalía obtuvo información de que planeaba salir del país, lo que motivó su detención el 13 de septiembre de 2024.
Durante el juicio, Jean Pierre relató que todo comenzó con una discusión por una cama sin tender y libros sobre ella. En su versión, el conflicto escaló hasta que perdió el control. Una pericia psiquiátrica determinó que no presenta trastornos mentales, aunque sí rasgos de alta impulsividad y escaso control de emociones.
El Tribunal aplicó una agravante por tratarse de un asesinato contra una mujer y familiar directo, según el artículo 47 del COIP y el artículo 10 de la Ley para Prevenir la Violencia Contra la Mujer. La pena: 40 años de prisión y una reparación de USD 20.000 a favor de los herederos de la víctima.
El caso evidencia cómo una conducta impulsiva, no planificada pero fatal, puede tener consecuencias judiciales irreversibles. La frase de Jean Pierre resonó en sala: “No quise hacerle daño”, pero la evidencia indicó lo contrario.