El 9 de junio, Alison Calfunao (30) ingresó a la clínica en Neuquén, Argentina, para someterse a una ligadura de trompas, un procedimiento quirúrgico menor. Sin embargo, algo salió terriblemente mal. Durante la intervención, sufrió al menos dos paros cardíacos y fue derivada de urgencia a otros centros médicos ante el riesgo inminente de muerte.
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A partir de ese momento, comenzó una cadena de complicaciones: su corazón dejó de funcionar y fue conectada a una máquina de asistencia vital. Además, desarrolló una trombosis e infección severa en uno de sus pies, lo que derivó primero en la pérdida del pie y posteriormente en la amputación de su pierna por encima de la rodilla.
El 17 de junio fue trasladada al Hospital Italiano de Buenos Aires, donde recibió un trasplante de corazón y comenzó una lenta y compleja recuperación tanto física como psicológica. Su madre, Carina Calfunao, fue quien denunció el caso ante la Fiscalía de Delitos contra las Personas de Neuquén el pasado 23 de junio.
La versión de la familia
“Ese día mi hija murió”, escribió Carina en redes sociales. Asegura que hasta ahora no han recibido ninguna explicación de parte de la clínica ni del personal médico que participó en la operación. “No hubo un llamado, una disculpa, ni una palabra de solidaridad. El silencio duele tanto como la herida”, afirmó.
Según relató, Alison entró al quirófano en perfecto estado de salud, con todos sus estudios aprobados. Sin embargo, después del primer paro cardíaco le informaron que todo estaba bajo control, para luego advertirle que sufrió un segundo paro y debía ser trasladada.
Investigación judicial en curso
La fiscalía, a cargo del fiscal Andrés Azar, ya solicitó las historias clínicas de Alison Calfunao en todos los centros médicos en los que fue tratada. Su madre cuestiona también inconsistencias en la documentación: “En la denuncia dicen que solo tuvo un paro cardíaco y que perdió un pie, pero perdió su corazón y su pierna”.
“Lo único que pido es justicia para mi hija y que se sepa qué le hicieron en ese quirófano. Su cuerpo y su vida cambiaron para siempre”, concluyó Carina.
El caso de Alison Calfunao reabre el debate sobre los controles en clínicas privadas y la necesidad de protocolos claros ante emergencias médicas. Mientras la justicia avanza en la investigación, su familia insiste: “Queremos la verdad. Nada más que la verdad”.