Jessica McLaughlin, una joven de 26 años, falleció el 2 de julio tras varios días hospitalizada, luego de ser brutalmente agredida por su jefe en una tienda 7-Eleven de Hollywood, California. El hecho ha causado conmoción en Estados Unidos y reabre el debate sobre la violencia en el entorno laboral.
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Según relataron sus familiares, Jessica fue arrojada al suelo y su gerente se sentó sobre su pecho, lo que le causó una falta de oxígeno que derivó en daño cerebral irreversible. Permaneció conectada a soporte vital durante varios días hasta que, tras evaluaciones médicas, su familia tomó la decisión de desconectarla.
El ataque ocurrió dentro del local, al final de su turno laboral, y fue presenciado por compañeros que intentaron intervenir sin éxito. Según una campaña en GoFundMe iniciada por su hermano Sean McLaughlin, el agresor también atacó a otros empleados antes de huir en bicicleta.
La Policía de Los Ángeles informó que el sospechoso fue identificado, aunque al cierre de esta nota no se ha confirmado su detención. La empresa 7-Eleven emitió un comunicado expresando sus condolencias y afirmó estar colaborando con las autoridades.
El padre de la víctima denunció que su hija era víctima de acoso constante por parte del mismo gerente, quien fue despedido tras el incidente. Jessica fue recordada como una joven empática, generosa y solidaria. “Tenía un alma hermosa y merecía mucho más que una muerte tan violenta”, expresó su familia.
Este caso ha reavivado las críticas sobre la falta de protocolos eficaces para proteger a empleados de abusos y violencia dentro del lugar de trabajo.