Lo que ocurrió tras la recaptura de alias Fito en Manta, marcó un momento clave para las investigaciones. El ministro del Interior, John Reimberg, reveló que mantuvo una conversación de dos horas con el ahora reo de La Roca, aplicando una estrategia psicológica que buscaba que Fito soltara información valiosa.
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Un criminal en crisis
“Fue una conversación para buscar cierta información adicional que requeríamos. Lo encontré saturado mentalmente, pensaba en su extradición, en quedarse en una cárcel ecuatoriana y en su familia. Estaba desorientado”, relató Reimberg en entrevista con EcuadorTV.
Fito, acorralado, repetía insistentemente una frase: “Ya me atraparon”. Según el ministro, lo dijo entre 10 y 15 veces durante la charla. Esa reiteración, sumada a su visible ansiedad, fue clave para que Reimberg y su equipo buscaran desviar su foco mental, bajando sus defensas emocionales para obtener datos que pudieran ser últiles en la lucha contra el crimen organizado.
Temores internos, respuestas valiosas
El jefe de Los Choneros también expresó temor al conocer que su destino sería La Roca. “Mencionó que allí estarían ciertas personas que podrían hacerle daño”, indicó el ministro. Esa preocupación fue usada también para conocer más sobre su red de contactos y enemigos.
Reimberg señaló que Fito intentó desligarse de vínculos con homicidios, alegando que solo estaba relacionado al narcotráfico. “El tipo es muy hábil. Siempre ha querido confundirnos. Es un maestro de la mentira”, afirmó.
Entre armas y extradición
Uno de los detalles más reveladores fue que, al momento de su captura, Fito tenía una escopeta cargada. “No sé si pensó en no dejarse atrapar y dispararse”, confesó Reimberg, destacando el nivel de tensión con el que fue hallado el delincuente.
Respecto a su futuro judicial, el ministro aclaró que los rumores sobre su posible traslado a El Salvador son infundados. “Lo que tenemos sobre la mesa es la extradición con Estados Unidos”, sentenció.
Lo que viene para Fito
Mientras se concreta el proceso legal y se completan los documentos para su traslado, Fito permanece en La Roca. Su estado emocional y las declaraciones obtenidas por Reimberg abren nuevas líneas de investigación sobre la estructura y movimientos de su organización criminal.