Antonio Espaillat, propietario de la discoteca Jet Set, cuyo trágico desplome del techo el pasado 8 de abril causó 236 muertes y más de 180 heridos, ha sido puesto en libertad este viernes tras el pago de una fianza de 50 millones de pesos dominicanos (aproximadamente USD 850.000).
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Espaillat abandonó el Palacio de Justicia de Santo Domingo sin emitir declaraciones a la prensa. La fianza, impuesta por un tribunal la madrugada del jueves, también aplicó a su hermana Maribel. Ambos son acusados de homicidio involuntario por el Ministerio Público, entidad que ya ha anunciado su apelación a la decisión judicial.
Además de la fianza, los hermanos Espaillat tienen prohibido salir del país y deben presentarse periódicamente ante la Fiscalía del Distrito Nacional. El Ministerio Público había solicitado prisión preventiva por 18 meses para Antonio Espaillat y arresto domiciliario para su hermana.
La devastadora tragedia ocurrió durante la presentación del reconocido merenguero dominicano Rubby Pérez, quien lamentablemente falleció en el incidente junto a uno de los músicos de su orquesta.
El abogado Ángel Lockward, representante de varios familiares de las víctimas, expresó el sentir de indignación que recorre el país ante la decisión de la jueza Fátima Veloz, de la Oficina de Servicios Judiciales Permanente del Distrito Nacional. “Ha sido una decisión triste, para no decir horrible. El tribunal usó su poder discrecional de la manera más negativa para las víctimas al imponer una fianza que, si hubiera sido más proporcional, quizás habría generado menos protestas, menos estupor”, señaló Lockward.
Decenas de acciones legales han sido interpuestas por los familiares de los fallecidos y los sobrevivientes de esta lamentable tragedia.
Según la investigación del Ministerio Público, la discoteca Jet Set operó “durante años” con una “sistemática y grave negligencia en el mantenimiento y adecuación estructural de sus instalaciones, poniendo en riesgo la vida de sus clientes y empleados”. El colapso del techo de este icónico centro de diversión de la capital dominicana cobró la vida de personas de todas las esferas sociales.