La familia Van Breda era considerada un ejemplo de éxito y unidad. Martin Van Breda, el padre, era un reconocido empresario del sector inmobiliario, con inversiones en Sudáfrica y Australia. Su esposa, Teresa, se dedicaba a criar a sus tres hijos, Rudi, Henri y Marli.
PUBLICIDAD
Después de vivir varios años en Australia, la familia decidió regresar a Sudáfrica. Martin deseaba atender nuevos proyectos empresariales y Teresa buscaba estar más cerca de sus seres queridos. La mudanza los llevó a establecerse en De Zalze Golf Estate, una exclusiva urbanización en Stellenbosch, considerada una de las más seguras del país.
El crimen que estremeció a un país
El 27 de enero de 2015, durante la madrugada, Henri van Breda, de 22 años y estudiante de ingeniería en la Universidad de Melbourne, atacó brutalmente a su familia con un hacha.
Las víctimas, Martin, Teresa y Rudi, fueron encontrados sin vida, con múltiples heridas y cubiertos de sangre. Marli, de 16 años, sobrevivió con un profundos cortes , fracturas en el cráneo y signos de defensa. Fue hospitalizada y quedó con daño cerebral permanente.
El arma homicida fue hallada en el lugar del crimen. La escena no presentaba indicios de entrada forzada ni de robo. Henri fue encontrado fuera de la vivienda, descalzo y cubierto de sangre, hablando por teléfono. Uno de los paramédicos, Christiaan Koegelenberg, declaró ante el tribunal: “la sangre corría como una cascada por la escalera”.
La versión que no convenció
Henri afirmó que un intruso enmascarado y con guantes había irrumpido en la casa mientras él se encontraba en el baño. Según su relato, enfrentó al atacante y resultó levemente herido antes de que este escapara. Sin embargo, las investigaciones demostraron que sus heridas eran superficiales y autoinfligidas.
Los forenses establecieron que todas las víctimas fueron atacadas con el mismo patrón, fuerza y ángulo, y que no había rastros de otro individuo en la escena. Además, Henri tardó casi tres horas en llamar a emergencias y, durante ese tiempo, intentó contactar a su novia y buscó en internet cómo obtener ayuda médica.
PUBLICIDAD
La fiscalía concluyó que este retraso fue deliberado, Henri quería asegurarse de que su familia no recibiera asistencia a tiempo.
Justicia y condena
Dieciocho meses después del crimen, el 13 de junio de 2016, Henri van Breda se entregó a las autoridades y fue acusado formalmente por tres cargos de asesinato, intento de homicidio y obstrucción a la justicia. Durante el proceso, se confirmó que Marli no podía recordar el ataque, aunque las lesiones indicaban que luchó por sobrevivir.
El juicio comenzó el 4 de abril de 2017 y duró 67 jornadas. Fue transmitido en vivo. El veredicto se dictó el 5 de junio de 2018, Henri fue condenado a tres cadenas perpetuas, 15 años por el intento de asesinato de su hermana y 1 año adicional por encubrimiento.
Marli van Breda quedó bajo tutela familiar y nunca volvió a tener contacto con su hermano. Hasta hoy, es la única testigo viva de una noche marcada por la violencia, el horror y la traición dentro de su propio hogar.