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El enigmático monje que apareció en el Vaticano y oró en silencio por el nuevo Papa

Massimo Coppo, un laico franciscano que ya fue visto durante la elección de Francisco en 2013, volvió a arrodillarse descalzo en la Plaza de San Pedro tras la proclamación de León XIV.

El misterioso monje que apareció en la Plaza de San Pedro, oró y no habló con nadie.
El misterioso monje que apareció en la Plaza de San Pedro, oró y no habló con nadie.

Durante la histórica jornada en la que se eligió al nuevo papa, León XIV, un hombre vestido con hábito franciscano captó la atención de los miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro. En silencio, descalzo y con un bastón en mano, se arrodilló a orar profundamente sin dirigirse a nadie.

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¿Quién es el monje misterioso?

Este singular personaje no es desconocido para quienes siguen de cerca la vida de la Iglesia. Se trata de Massimo Coppo, un monje laico italiano perteneciente a la comunidad Familia de Belén, fundada hace más de cuatro décadas en Asís.

Aunque no es sacerdote, ha dedicado su vida a la contemplación y la pobreza desde que tenía 32 años, tras haber vivido un tiempo en Estados Unidos y graduarse en Ciencias Agrícolas.

Una aparición que no es la primera

Coppo ya había sido visto en 2013 durante la elección del Papa Francisco. En aquella ocasión, declaró a medios especializados que había llegado al Vaticano como acto de penitencia:

“Estoy andando aquí para hacer penitencia por la Iglesia, para rezar desde esta mañana; para rezar a Dios que tenga piedad de su Iglesia, que está en una situación muy, muy difícil, y que son un escándalo lamentablemente”.

Una figura de fe y silencio

Ahora, 12 años después, su presencia volvió a generar misterio e intriga. Según él mismo comentó a algunas personas presentes, había caminado desde Asís hasta Roma para orar por el futuro de la Iglesia y por un Papa que se acerque más a los pobres.

“Quiero un nuevo pontífice para los pobres y que se acerque a ellos, que hable de la eternidad, del infierno y del retorno de Cristo”, dijo a varias personas del lugar.

Coppo no busca cámaras ni entrevistas. Su actitud reservada y profundamente espiritual lo ha convertido en un símbolo silencioso de oración y humildad dentro del bullicio de los grandes acontecimientos vaticanos.

Aunque muchos se preguntan por qué reaparece solo en momentos clave, su mensaje sigue siendo el mismo: oración, penitencia y esperanza.

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